Mandos de vuelo del avión

Los constituyentes indispensables para el control de vuelo de los aviones modernos constan de varios sistemas que se manejan desde la cabina de pilotos a través de una palanca de mando, con o sin volante, los pedales de dirección y un conjunto de instrumentos que suministran la información necesaria para su uso.

La conducta de un aeroplano se explica como su orientación relativa al horizonte y a la dirección de su movimiento. Se controla a través de tres sistemas de mandos de vuelo, cada uno de los cuales actúa en su eje correspondiente moviendo el timón de profundidad, el de dirección o los alerones que se hallan en la parte siguiente de las alas. Todos se accionan desde la cabina de pilotos: el primero con la palanca, el segundo con los pedales, y los alerones con el volante. En los aviones pequeños, que suelen carecer de volante, la palanca que mueve el timón de profundidad, si se inclina a un lado o a otro, mueve igualmente los alerones.

El timón de profundidad permite el movimiento de cabeceo y hace girar al avión sobre el eje transversal. Al arrojar hacia atrás de la palanca de mando, se levanta el timón, disminuye su sustentación, baja la cola y, por consiguiente, sube el morro. Si se desplaza la palanca hacia delante se genera el efecto contrario realizando cortar al avión.

Los alerones están dispuestos cerca de la punta del ala y hacia el borde siguiente, y permiten el movimiento de alabeo y hacen girar al avión sobre el eje longitudinal. Si se desplaza el volante de mando a la izquierda o se inclina en la misma dirección la palanca en el momento en que no hay volante, el alerón izquierdo se levanta y el derecho baja, produciéndose así una inclinación de las alas hacia la izquierda. Si se desplaza el mando a la derecha, se inclinarán hacia ese lado.

Los pedales controlan el movimiento de dirección y hacen girar al avión sobre el eje vertical. En coordinación con los alerones, permiten modificar el curso del avión. Cuando se presiona el pedal derecho, el timón se desplaza y hace girar el avión hacia la derecha y si se empuja el pedal izquierdo, el giro va a ser hacia la izquierda; sin embargo hay que inclinar la palanca al mismo tiempo y hacia el mismo lado para soslayar que el avión derrape. El alabeo es al avión lo que el peralte de una curva al automóvil.

Los aviones llevan un conjunto de mandos secundarios para asegurar un manejo más sencillo y efectivo de las superficies de control. De este modo, los compensadores se usan en el timón de profundidad, de dirección y de alabeo para ajustar el equilibrio de las superficies aerodinámicas asociadas, por consiguiente, los pilotos no tienen que realizar mucha fuerza sobre el mando correspondiente. Los flaps y slats aumentan la sustentación para disminuir la velocidad de despegue y aterrizaje. Los spoilers, aletas alineadas con la superficie superior de las alas, se pueden extender usándolos como frenos aerodinámicos tanto en vuelo como en el aterrizaje; coordinados con los alerones, se usan para perfeccionar el control de alabeo. Los frenos aerodinámicos van en los planos; son dos o más superficies que, accionadas desde la cabina, se esparcen pausadamente hasta llegar a ser perpendiculares a la dirección del vuelo, ayudando a disminuir la velocidad del avión. Todos estos sistemas se pueden manejar de múltiples maneras, ya sea eléctrica, mecánica o hidráulicamente. Cuando el control se realiza a través de señales eléctricas, recibe el nombre de fly-by-wire. Si es a través de señales ópticas, se llama fly-by-light.

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