Aviación supersónica

La era de la aviación supersónica inició después de la Segunda Guerra Mundial y su desenvolvimiento tuvo que solucionar conflictos aerodinámicos y técnicos que hicieron los vuelos de experimentación tan amenazadores e inseguros como los de los primeros aviadores. Ni los complejos estudio matemáticos ni los consecuencias conseguidos en el túnel aerodinámico, donde se experimentaban los prototipos, podían respaldar que las características de un avión en vuelo supersónico fuesen, no ya convenientes, sino seguras sin más.

3.1 La barrera del sonido

El primer gran conflicto que hallaron los ingenieros aeronáuticos es conocido popularmente como la barrera del sonido. Se alcanza en el momento en que la aeronave llega a la velocidad del sonido en el aire (unos 1.220 km/h al nivel del mar) conocida como Mach 1. Al hacerse con esa velocidad, se genera de forma brusca una modificación en la compresibilidad del aire, denominada onda de choque. La consecuencia de esta distorsión aumenta la resistencia al avance del avión que afecta a la sustentación del ala y a los mandos de vuelo. Por tanto, en los aviones que no estén adecuadamente diseñados, no es posible manejar el vuelo. Véase Número de Mach.

3.2 Contaminación acústica

El ruido es un gran conflicto asociado con los aviones y especialmente con el vuelo supersónico. El ruido de los motores de los aviones supersónicos es alto y más agudo que el de los subsónicos y constituye una seria molestia para los trabajadores y vecinos de las comunidades próximas a los aeropuertos. Su mayor nivel de ruido se genera en el momento en que la onda de choque derivada por un vuelo supersónico impacta el suelo, generando un fragor en forma de explosión. Este efecto es conocido con el nombre de estampido sónico y puede romper los cristales de las ventanas de las casas en zonas muy distanciadas del avión que lo ha provocado. Los entendidos y los fabricantes pretenden disminuir tanto el ruido de los motores como el estampido sónico, entre otras cosas porque les fuerzan las regulaciones de las autoridades aeronáuticas, que van desde prohibir el vuelo de aviones supersónicos sobre extensiones pobladas, hasta establecer procedimientos, horarios y trayectorias especiales de despegue y aterrizaje, con el propósito de disminuir el impacto acústico de cualquier tipo de avión que opera en los aeropuertos.

3.3 La barrera del calor

Otro de los conflictos asociados con el vuelo supersónico es la alta temperatura que se genera por la fricción del aire con las superficies exteriores del aeroplano. Este conflicto es conocido con el nombre de barrera del calor. Para igualar las altas temperaturas y presiones que genera la velocidad supersónica, los materiales de la estructura y los de la superficie deben ser más resistentes al calor y a la presión que los empleados en los aviones subsónicos. El titanio es un ejemplo de material con gran eficiencia ante ambos efectos. La necesidad de volar cada vez a mayor velocidad y altitud, y con más autonomía de vuelo, han favorecido el surgimiento de diseños aerodinámicos y de modernos materiales para las estructuras del aparato.

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