Aborto

Aborto, interrupción del embarazo antes de que el feto pueda realizar vida independiente. Se habla de parto prematuro si la salida del feto desde el útero se desarrolla en el momento en que éste ya es viable (capaz de una vida independiente), por lo general al cabo del sexto mes de embarazo.

2 TIPOS DE ABORTO

El aborto puede ser natural o inducido. Los fetos desterrados con menos de 0,5 kg de peso o 20 semanas de gestación se juzgan abortos.

2.1 Aborto natural

Se calcula que el 25% de todos los embarazos humanos concluyen en aborto natural, y tres cuartas partes de los abortos se producen en los tres primeros meses de embarazo. Algunas mujeres tienen cierta predisposición a tener abortos, y con cada aborto sucesivo disminuyen las oportunidades de que el embarazo llegue a término.

Las desencadenantes del aborto natural no son conocidas con precisión. En la mitad de los casos, hay alteración del avance del embrión o del tejido placentario, que puede ser consecuencia de trastornos de las propias células germinales o de una alteración de la implantación del óvulo en desarrollo. Igualmente puede ser consecuencia de cambios en el entorno materno. Se sabe que algunas carencias vitamínicas graves pueden ser causa de abortos en animales de experimentación. Algunas mujeres que han tenido abortos repetidos padecen cambios hormonales. Otros abortos naturales pueden ser consecuencia de circunstancias maternas anormales, como afecciones infecciosas agudas, afecciones sistémicas como la nefritis, diabetes o traumatismos graves. Las malfilas y los tumores uterinos igualmente pueden ser la razón; la ansiedad extrema y otros cambios psíquicos pueden contribuir a la expulsión prematura del feto.

El síntoma más común de una amenaza de aborto es el sangrado vaginal, unido o no de dolor intermitente. Pero, una cuarta parte de las mujeres gestantes tienen pequeñas pérdidas de sangre durante las fases precoces del embarazo, y de éstas el 50% llevan el embarazo a término. El tratamiento para una situación de apuro de aborto se fundamenta en llevar reposo en cama. En mujeres con varios abortos puede ser necesario el reposo en cama durante la totalidad del embarazo. El tratamiento con vitaminas y hormonas igualmente puede ser eficaz. En ocasiones deben rectificarse quirúrgicamente las anomalías uterinas si son causa de abortos de reiteración.

En un aborto natural, el contenido del útero puede ser expulsado del todo o en parte; sin embargo, en ocasiones, el embrión muerto puede conservarse en el interior del útero durante semanas o meses: es el denominado aborto diferido. La mayoría de los médicos recomiendan la excisión quirúrgica de todo resto embrionario o placentario para eliminar las oportunidades de infección o irritación de la mucosa uterina.

2.2 Aborto inducido

El aborto inducido es la interrupción deliberada del embarazo a través de la extracción del feto de la cavidad uterina. En cometido de la etapa de gestación en el que se realiza, se emplea una u otra de las cuatro intervenciones quirúrgicas posteriores: la succión o aspiración puede ser desarrollada durante el primer trimestre (hasta la duodécima semana). Mediante el uso de dilatadores sucesivos para conquistar el acceso a la cavidad uterina a través del cérvix (cuello del útero), se introduce un tubo flexible conectado a una bomba de vacío denominado cánula para extraer el contenido uterino. Puede realizarse en una etapa de tiempo que va de cinco a diez minutos en pacientes no internadas. Tras esto se introduce una legra (instrumento metálico en forma de cuchara) para eliminar por raspado cualquier resto de las cubiertas uterinas. El método de aspiración, introducido en China en 1958, pronto reemplazó al método anterior de dilatación y legrado (en el que la legra se utilizaba para extraer el feto). A lo largo de la primera parte del segundo trimestre la interrupción del embarazo se puede realizar por una técnica especial de legrado-aspiración combinada a veces con fórceps, denominada dilatación y evacuación (DE). La paciente debe conservarse internada en el hospital puesto que puede haber hemorragias y molestias tras la mediación. A partir de la semana 15 de gestación el método más empleado es el de infusiones salinas. En esta técnica se emplea una aguja hipodérmica o un tubo fino para extraer una pequeña cuantía de líquido amniótico del útero a través de la pared abdominal. Este líquido es reemplazado lentamente por una solución salina concentrada al 20%. Entre 24 y 48 horas comienzan a hacerse contracciones uterinas, que producen la expulsión del feto y la paciente puede dejar el hospital uno o dos días después. Los abortos tardíos se realizan a través de histerotomía: consiste en una mediación quirúrgica mayor, parecido a la cesárea, sin embargo desarrollada a través de una incisión de menor tamaño en la parte baja del abdomen. Como alternativa a estos procedimientos, hay una píldora denominada RU-486 que bloquea la hormona progesterona y es eficaz en los primeros 50 días de gestación. La RU-486 se desarrolló en Francia y en 1988 se legalizó su uso.

Los abortos del primer trimestre son parcialmente sencillos y seguros en el momento en que se realizan en circunstancias clínicas apropiadas. Los apuros de tropiezos aumentan de forma paralela a la edad de la gestante y consisten en infecciones, lesiones del cuello uterino, perforación uterina y hemorragias. Hay circunstancias clínicas específicas en las que un aborto inducido, inclusive tardío, supone menor apuro para la paciente que la terminación del embarazo.

3 REGULACIÓN DEL ABORTO

En la antigüedad la realización de abortos era un método extensivo para el control de natalidad. Después fue restringido o prohibido por la mayoría de las religiones, sin embargo no se consideró una acción ilegal hasta el siglo XIX. El aborto se prohibió para resguardar a las mujeres de intervenciones quirúrgicas que, en aquella etapa, no se encontraban exentas de apuro; la única situación en la que se encontraba permitida su práctica era en el momento en que peligraba la vida de la madre. En ocasiones igualmente se posibilitaba el aborto en el momento en que había apuros para la salubridad materna.

A lo largo del siglo XX la legislación ha liberalizado la interrupción de embarazos no deseados en múltiples circunstancias médicas, sociales o individuales. Los abortos por intención manifiesta de la madre fueron legalizados primero en la Rusia posrevolucionaria de 1920; seguidamente se permitieron en Japón y en algunos países de la Europa del Este tras la Segunda Guerra Mundial. A finales de la década de 1960 la despenalización del aborto se difundió a muchos países. Las razones de estos cambios legales fueron de tres tipos: 1) el infanticidio y la mortandad materna asociada a la práctica de abortos ilegales; 2) la sobrepoblación mundial; 3) el apogeo del movimiento feminista. Hacia 1980, el 20% de la población mundial habitaba en países donde la legislación apenas posibilitaba el aborto en circunstancias de apuro para la vida de la madre. Otro 40% de la población mundial residía en países en los que el aborto se encontraba permitido en algunos supuestos —apuro para la salubridad materna, circunstancias de violación o incesto, presencia de cambios congénitas o genéticas en el feto— o en circunstancias sociales especiales (madres solteras o con bajos ingresos). Otro 40% de la población mundial residía en países donde el aborto se encontraba liberalizado con las únicas condicionantes de los vínculos legales para su realización. El movimiento de despenalización para algunos supuestos, ha seguido creciendo desde así pues en la totalidad del mundo y ha sido defendido en las ponencias mundiales sobre la mujer, en especial en la de Pekín de 1995, aunque aún hay países que especialmente por razones religiosas se ven presionados a conservar legislaciones restrictivas y condenatorias con en relación al aborto.

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