En el siglo XVIII el filósofo David Hume escribió una atractiva frase referida a las adaptaciones: “Todos los hombres que alguna vez las hayan observado quedan prendados de ellas”. En décadas actuales, ha existido una tendencia de impasibilidad e falta de capacidad de reconocimiento, una corriente antiadaptacionista para restar relevancia, tanto a la profundidad como el ingenio de las adaptaciones. Pero, comprender la adaptación es básica para la biología, un concepto imprescindible. Y en el momento en que se la aprecia, uno es capaz de ser seducido por la teoría de la selección natural de Darwin, la única razón racional de cómo se han producido las adaptaciones.
Adaptación social. Adaptación social, ajuste personal o sociocultural que favorece la acomodación a los modelos o normas de una sociedad específica. La adaptación del individuo al medio social es uno de los propósitos de la socialización.
La adaptación social afecta a la personalidad del individuo, ya que se genera en tres niveles: biológico, afectivo y mental. A nivel biológico, el individuo desarrolla necesidades fisiológicas, gestos o preferencias características conforme el entorno sociocultural en el que vive. A nivel afectivo, cada cultura o sociedad favorece o niega la expresión de algunos sentimientos. A nivel mental, el individuo incorpora conocimientos, imágenes, convencionalismos o estereotipos característicos de una cultura específica.
El individuo, como parte constituyente de la sociedad, debe repartir con los demás valores, normas, modelos y símbolos establecidos. Pero, no todos los individuos presentan la misma adhesión a esas normas y valores. La adaptación al medio social supone diferentes grados de conformidad dependiendo de la sumisión o libertad de determinación del individuo y de la rigidez o tolerancia de la sociedad. Por ello, adaptación social no supone forzosamente conformidad, sino que puede conllevar la innovación o modificación de los elementos que integran una específica cultura o sociedad.
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