El Antiguo Testamento y la historia

En casi todas sus páginas el Antiguo Testamento demanda atención hacia la realidad y respeto hacia la relevancia de la historia. El Pentateuco y las obras escritas históricas contienen historias de salvación; los profetas hacen perseverantes alusiones a sucesos del pasado, del presente y del futuro. Como la historia de Israel se recoge en el Antiguo Testamento, llegó a estructurarse en una serie de capítulos o periodos elementales: el éxodo (incluyendo los relatos desde los patriarcas hasta la conquista de Canaán), la monarquía, el exilio de Babilonia y la vuelta a Palestina con la restauración de las fundaciones religiosas.

1. Separación entre la representación y la historia

Es importante hacer distinción entre la representación que hace el Antiguo Testamento sobre lo acontecido, y la historia crítica. Para redactar una reseña creíble, el historiador precisa fuentes más o menos creíbles, contemporáneas de los propios capítulos. La destacada fuente de información sobre la historia de Israel es el Antiguo Testamento y, por lo general, a sus autores les preocupaba en esencia el significado teológico del pasado. Es más: la mayoría de los archivos son ulteriores (en algunos casos datan de varios siglos después) a los capítulos que describen. No hay un cuerpo significativo de pruebas escritas que se remonte al periodo anterior a los tiempos de la monarquía, instaurada con la unción de Saúl como primer monarca de Israel en el siglo XI a.C. Otras pruebas, obtenidas a partir de escritos u objetos, se han recobrado gracias a la arqueología, aunque todas las evidencias, tanto bíblicas como arqueológicas, deben evaluarse de forma crítica. Sin duda, todas las escrituras bíblicas que ha sido posible datar contienen importante información histórica. Revelan sucesos concernientes al periodo en que fueron escritos, aunque ello no significa que hayan de incluir reseñas exactas y literales sobre los capítulos que expresan.

2. El núcleo histórico

La existencia de Israel fue parte de la historia del antiguo Oriente Próximo. Al igual que otros pequeños pueblos del Mediterráneo Oriental, Israel estuvo a merced de las grandes potencias de así pues —Egipto, Asiria y Babilonia— y pudo vencer de forma independiente apenas en el momento en que éstas decaían o rivalizaban entre sí.

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