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Voltaire

Voltaire

François Marie Arouet, más conocido como Voltaire (París, 21 de noviembre de 1694 – París, 30 de mayo de 1778), fue un escritor, deísta, ensayista y filósofo francés de la Ilustración. Sus rivalidades y desentendimientos le llevaron a ser encarcelado en varias ocasiones en la Bastilla. Es una de varias figuras de la ilustración cuyas obras e ideas influyeron en importantes pensadores y en las revoluciones de América y Francia.

Primeros años

Voltaire nació en una familia rica, aristocrática y burguesa, en París, en 21 de noviembre de 1694. Su madre murió tras el parto. Estudió con los jesuitas en el Collège Louis-le-Grand donde demostró ser un alumno brillante. Frecuentó la Societé du Temple, de libertinos y librepensadores. Por causa de versos irreverentes contra los gobernantes fue arrestado en la Bastilla durante un año, donde inició la tragedia Edipo (1718) y el Poema de la Liga (1723).

Pronto se hizo rico y famoso, pero un altercado con el príncipe de Rohan-Chabot le valió la cárcel nuevamente y fue obligado a exiliarse en Inglaterra (1726-1728). Allí, guiaría su obra y su pensamiento hacia una filosofía reformadora. Celebró la libertad en una tragedia (Brutus, 1730), criticó la guerra (Historia de Carlos XII, 1731), los dogmas cristianos (Epístola a Urano, 1733), las falsas glorias literarias (El templo del gusto, 1733) y escribió uno de los libros más famosos, las Cartas Filosóficas, que criticaba el régimen político francés haciendo espirituosas comparaciones entre la libertad inglesa y el atraso de la Francia absolutista, clerical y obsoleta.

Por este último libro tendría que refugiarse en el Castillo de Cirey, donde buscó rejuvenecer la tragedia (Zaire, 1732; La muerte de César, 1735; Mérope, 1743). Logró obtener un lugar en la Academia Francesa (1746) gracias a algunas poesías (Poema de Fontenoy, 1745), y, en el mismo año, fue para la corte, en la condición de historiógrafo real. Invitado por Federico II el Grande, de Prusia, fue a vivir en la corte de Potsdam, donde publicó inicialmente un cuento (Zadig, 1747) y posteriormente El siglo de Luis XVI (1751) y Micromegas (1752). En 1753, tras un conflicto con el rey, se retiró para una casa cerca de Ginebra. Allí chocó al mismo tiempo con los católicos (La doncella de Orleans, 1755), los protestantes (Ensayo sobre las costumbres y el Espíritu de las Naciones, 1756) y criticó el pensamiento de Rousseau (Poema sobre el desastre de Lisboa, 1756).

Inicio de carrera

Replicando a sus oponentes con un cuento de Cándido (1759), se refugió en Fernay que en su honor fue retitulado Ferney-Voltaire.

Él continuó su trabajo escribiendo tragedias (Tancredo, 1760), cuentos filosóficos contra los especuladores (Jeannot y Colin, 1764), los abusos políticos (El ingenuo, 1767), la corrupción y la desigualdad de la riqueza (El hombre de los cuarenta escudos, 1768), denunció el fanatismo clerical y las deficiencias de la justicia, celebró el triunfo de la razón (Tratado sobre la tolerancia, 1763; Diccionario filosófico, 1764).

Se haría masón en 1778, el mismo año de su muerte, en una de las ceremonias más brillantes en la historia del mundo de la masonería. La sesión estuvo encabezada por el venerable maestro Lalande en presencia de 250 hermanos. El venerable anciano, orgullo de Europa, fue cubierto con el delantal que perteneciera a Claude-Adrien Helvétius y que había sido cedido para la ocasión, por su viuda.

Llamado a París en 1778, fue recibido en triunfo por la Academia y por la Comédie-Française, donde se le ofreció un busto. Exhausto, murió el 30 de mayo de 1778.

Voltaire fue un teórico sistemático, pero un propagandista y polemista, que atacó con vehemencia algunos abusos cometidos por el régimen anterior. Tenía la visión de que no importaba el tamaño de un monarca, debiendo, antes de castigar a un siervo, pasar por todos los procesos legales, y solo entonces ejecutar la pena consentida por ley.

Las ideas presentadas en los escritos de Voltaire estructuran una teoría coherente, pero a veces contradictorias, que en muchos sentidos expresa el punto de vista de la Ilustración.

Defendía la sumisión al dominio de la ley, se basaba en su convicción de que el poder debía ser ejercido de forma liberal y racional, sin tener en cuenta las tradiciones.

Por haber vivido con la libertad inglesa, no creía que un gobierno y un estado liberal y tolerante fueran utópicos. Era un demócrata y creía que personas comunes y corrientes fueron curvadas al fanatismo y la superstición. Para él, la sociedad debe ser reformada mediante el progreso de la razón y el fomento de la ciencia y la tecnología. Así, Voltaire se convirtió en un perseguidor ácido de los dogmas, especialmente de la iglesia católica, que afirmaba la voluntad de contradecir a la ciencia, sin embargo, muchos de los científicos de su época eran padres jesuitas.

En este enfoque, el profesor de filosofía Carlos Valverde escribe un artículo increíble, en que documenta un presunto cambio de comportamiento del filósofo francés en lo referente a la fe cristiana, registrada en el volumen XII de la famosa revista francesa Littérairer Correpondance, Philosophique et Critique (1753-1793). Este texto señala en el número de abril de 1778, páginas 87-88, el siguiente relato literal de Voltaire:

«Yo, el que suscribe, declaro que habiendo padecido un vómito de sangre hace cuatro días, a la edad de ochenta y cuatro años y no habiendo podido ir a la iglesia, el párroco de San Sulpicio ha querido añadir a sus buenas obras la de enviarme a M. Gautier, sacerdote. Yo me he confesado con él y, si Dios dispone de mí, muero en la santa religión católica en la que he nacido esperando de la misericordia divina que se dignará perdonar todas mis faltas, y que si he escandalizado a la Iglesia, pido perdón a Dios y a ella.»

Este informe fue reconocido como auténtico por algunos, pues sería confirmado por otros documentos que se encuentran en el número de junio de la misma revista, esta de cuño laico, una vez editada por Grimm, Diderot y otros enciclopedistas. Ya otros cuestionan la necesidad de alguien que ya cree en Dios en tener que convertirse a una religión específica, como el catolicismo. En el caso de Voltaire no habría sucedido la reconversión.

Voltaire murió el 30 de mayo de 1778. La revista le ensalza como ‘el más grande, el más ilustre y tal vez el único monumento de esta época gloriosa donde todo el talento, todas las artes del espíritu humano parecían ser elevadas en el más alto grado de perfección’.

La familia quería que sus restos descansaran en la Abadía de Scellieres. El 2 de junio, el obispo de Troyes, en una breve nota, prohíbe severamente al prior de la abadía de enterrar el cuerpo sagrado de Voltaire. Pero al día siguiente, el pastor responde al obispo que su advertencia había llegado tarde, porque él cuerpo del filósofo ya había sido enterrado en la abadía. Libros históricos afirman que él intentó destruir la Iglesia a favor de la masonería.

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