La tradición de los rabinos en el judaísmo

A pesar de que las diferentes formas del judaísmo están enraizadas en la Biblia hebrea (a la que los judíos llaman Tanak, acrónimo de sus tres partes: Torá, el Pentateuco; Neviím, los Profetas; Ketuvim, los Hagiógrafos), sería un equivocación considerar el judaísmo simplemente como la religión del Antiguo Testamento. En el fondo, el judaísmo coetáneo deriva del movimiento de los rabinos de los primeros siglos de la era cristiana en Palestina y Babilonia, y de ahí que se le llama judaísmo rabínico. En arameo y en hebreo, Rabí significa ‘mi maestro’. Los rabinos, eruditos judíos que se dedicaban al estudio de las Escrituras y de sus propias tradiciones, sostenían que Dios, en el monte Sinaí, había revelado a Moisés una doble Torá. Adicionalmente de la Torá escrita (las Escrituras), Dios le habría revelado una Torá oral, devotamente transmitida a través de palabras, de maestro a discípulo, por una cadena irrompible y que aún hoy hay entre los rabinos. Para ellos, la Torá oral se resumía en la Mishná (aquello que se aprende o memoriza), el documento más antiguo de la literatura rabínica; fue editada en Palestina a finales del siglo III. Después de esto, el estudio rabínico de la Mishná en Palestina y en Babilonia provocó dos versiones del Talmud (‘lo que se estudia’; en arameo se usó el término Guemará, que significa lo mismo), que estudiaban en profundidad los contenidos de la Mishná. El Talmud babilónico, editado en torno a en el siglo VI, se transformó en el documento fundacional del judaísmo rabínico.

Los primeros escritos rabínicos incluían representaciones exegéticos y homilías sobre pasajes de las Escrituras (Midrashim; véase Midras), así como varias traducciones al arameo del Pentateuco, y de otros obras escritas del Antiguo Testamento (los targumim; véase Targum). Los escritos rabínicos medievales incluían codificaciones de la ley talmúdica, de los cuales, la que goza de máxima autoridad es el Shulján Aruj (‘La mesa dispuesta’) del siglo XVI, escrita por José ben Efraín Caro. En el judaísmo, el estudio de la Torá alude al estudio de toda su literatura, no simplemente del Pentateuco (Torá, en un sentido severo).

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