Fabricación del Ácido sulfúrico

Actualmente se usan dos procesos para hacerse con ácido sulfúrico. En las etapas iniciales ambos precisan el uso de dióxido de azufre, que se toma quemando piritas de hierro, FeS2, o azufre, en aire (tostación). En el primer proceso, denominado método de las cámaras de plomo, la reacción se lleva a cabo en grandes torres de ladrillos recubiertas de plomo. En estas torres, reaccionan dióxido de azufre gaseoso, aire, vapor de agua y óxidos de nitrógeno, produciendo ácido sulfúrico en forma de gotas finas que caen al suelo de la cámara. Casi todos los óxidos de nitrógeno se recobran del gas que sale y se transforman a introducir en la cámara para ser empleados nuevamente. El ácido sulfúrico producido así, y el ácido etiquetado, apenas contienen de un 62 a un 70% de H2SO4; el resto es agua. Actualmente, casi un 20% del ácido sulfúrico se genera por el método de las cámaras de plomo, sin embargo este porcentaje está disminuyendo.

El segundo método de obtención, el método de contacto, que comenzó a utilizarse comercialmente en torno a 1900, se encarga de la oxidación del dióxido de azufre a trióxido de azufre, SO3, bajo la influencia de un catalizador. El platino finamente dividido, que es el catalizador más eficaz, tiene dos desventajas: es muy caro y además, ciertas impurezas existentes en el dióxido de azufre ordinario lo “envenenan” y disminuyen su actividad. Muchos productores de ácido sulfúrico usan dos catalizadores: primero, uno más resistente aunque menos efectivo, como el óxido de hierro o el óxido de vanadio, que comienzan la reacción, y a continuación, una cuantía menor de platino para terminar el proceso. A 400 °C, la conversión de dióxido a trióxido de azufre es casi completa. El trióxido se disuelve en ácido sulfúrico concentrado, y al mismo tiempo un flujo de agua preserva la concentración al nivel seleccionado, generalmente un 95%. Reduciendo el flujo de agua, se puede hacerse con un producto con más SO3 del que contiene la fórmula H2SO4. Este producto, denominado ácido sulfúrico fumante, óleum o ácido Nordhausen, es necesario para algunas reacciones de química orgánica.

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