Economía de América Latina

De ser históricamente un área colonial, dependiente monetariamente de las exportaciones de productos agrícolas y minerales, América Latina ha experimentado desde 1930 un eminente incremento y pluralización en la mayoría de sus sectores financieros. Posteriormente a la Segunda Guerra Mundial, las políticas nacionales de sustitución de importaciones (manufactura nacional por artículos importados) reestructuraron la industria. Los beneficios de su veloz desenvolvimiento económico no se redistribuyeron de forma equitativa entre el conjunto de la población, sino que tendió a acumularse más en las primordiales ciudades y en sus extensiones metropolitanas, donde la calidad de vida es por lo general mucho mejor que en las zonas rurales, las pequeñas ciudades y en los pueblos.

4.1 Agricultura

Gran parte de los productos agrícolas y ganaderos son dirigidos al consumo local y al mercado interno. Pero, el ingreso de divisas por la exportación de productos agrícolas es bastante significativo en algunos países sudamericanos. El tratamiento, la comercialización interna y la exportación de productos agrícolas ocupan una parte destacada de la actividad comercial y de la industria manufacturera. La agricultura, la pesca y la silvicultura representan el 12% del producto interior bruto (PIB) del subcontinente. Las actividades agrícolas emplean más del 30% de la mano de obra en Bolivia, Paraguay, Perú y Ecuador; entre el 20% y 30% en Colombia, Brasil y Guyana; y menos del 20% en Surinam, Chile, Uruguay, Venezuela, Argentina y la Guayana Francesa.

Las formas más intensivas del comercio agrícola se realizan cerca de las ciudades; los primordiales productos son los caducos: vegetales, frutas y productos lácteos. La producción de alimentos básicos como tubérculos, maíz o frijoles está más dispersa. En numerosas regiones estos cultivos son de conservación y se realizan sobre terrenos y climas desfavorables. El trigo y el arroz reclaman terrenos y climas más apropiados.

La industria de la carne de vacuno destinada al consumo interno está muy elaborada. Argentina, Uruguay, Paraguay y Colombia son países significativos en la cría de ganado vacuno para exportación de carne.

Las regiones tropicales y las de clima templado se dedican a la agricultura orientada a la exportación, donde son favorables las tierras cultivables y el acceso a los puertos. El café es el cultivo tropical más significativo. Su producción se concentra en tierras altas, especialmente en el sureste de Brasil y en las regiones centrales y occidentales de Colombia. El cacao se cultiva en el este de Brasil y en el occidente central de Ecuador. En la totalidad del trópico se cultivan plátanos y caña de azúcar con destino al mercado interno. En Colombia y en el occidente de Ecuador se cultivan bananas para la exportación; los países convencionales productores de azúcar para la exportación son Perú, Guyana y Surinam. En la costa de Perú desde hace décadas se cultiva igualmente algodón orientado a la exportación. En el noreste y sur de Brasil se genera algodón y caña de azúcar con destino a los mercados internos y para la exportación. Desde 1970, la soja (o soya) se ha transformado en un significativo cultivo para la exportación en la región meridional. El cultivo de soja es menos significativo en Argentina, cuyas exuberantes praderas han sido el mayor granero del mundo y zonas favorables para la cría de ganado. Para Argentina, a lo largo de más de medio siglo han sido productos de comercio internacional el trigo, el maíz, la linaza, la carne de vacuno y el cordero, la piel y la lana. Igualmente Uruguay tiene larga tradición en el comercio de exportación de lana y piel.

4.2 Silvicultura y pesca

El 50% de la superficie de la región está cubierta de bosques y envuelta de mares rebosantes en vida marina; sin embargo las industrias madereras y pesqueras de los primordiales países sudamericanos son pequeñas y están orientadas a los mercados internos. Pero, se exportan maderas duras y maderas finas tropicales, que provienen de la Amazonia, donde se han talado grandes extensiones de bosques para transformarlas en campos para ganado y terrenos de cultivo. Se exporta madera de pino del sur de Brasil y del sur y centro de Chile, además de pulpa de madera. En Chile y Brasil se han dirigido zonas considerables para plantar bosques dirigidos al comercio. Han sido históricamente significativos las grandes extensiones de árboles de eucalipto para leña, madera y para la construcción.

Las aguas costeras del Pacífico sudamericano son los más significativos para la pesca comercial. La captura simboliza miles de toneladas de anchoveta en las costas peruana y chilena. El atún se pesca en gran volumen en las costas de Perú y Ecuador; en menor medida, igualmente se ha emprendido la pesca de cetáceos. La captura de crustáceos es eminente en aguas chilenas, brasileñas y guyanesas.

4.3 Minería

Gran parte de la producción minera es destinada a la exportación a gran escala. La larga historia de control del aprovechamiento minera en América Latina por parte de corporaciones extranjeras está disminuyendo por causa de presiones políticas nacionales. Los primordiales productos en valor y volumen son el petróleo, el cobre, la bauxita y el mineral de hierro, aunque las exportaciones mineras son desmesuradamente diversificadas. América Latina es el mayor productor de plomo, cinc, manganeso y estaño del mundo. Todos los países sudamericanos tienen algún tipo de producción minera, sin embargo el petróleo y el gas de Venezuela representan la mitad del total del valor de la producción del subcontinente. La producción minera es de gran relevancia en la economía nacional de varios países. Las exportaciones de Venezuela se centran en el crudo, el petróleo refinado y sus provenientes; la dependencia de las exportaciones de mineral es menor en Surinam, Bolivia y Chile. Perú, y en años actuales Ecuador, han reiniciado con obstáculo las ventas de minerales. Tales exportaciones generan ingresos al tesoro público, sin embargo la minería contribuye muy poco al producto nacional bruto (PNB) sudamericano y al empleo. Pero, los productos minerales son significativos para incrementar la pluralización industrial de la región.

4.4 Industria manufacturera

A finales de la década de 1970 las manufacturas representaron el 25% del PNB de América Latina, un 20% más que en 1956, y por primera ocasión superó en relevancia a la agricultura, al comercio y a las finanzas. A finales de la década de 1980, el sector industrial ingresó más del 30% del PNB en Argentina, Venezuela, Brasil, Chile, Colombia, Perú, Uruguay y Ecuador.

El tratamiento de productos agrícolas sigue siendo, sin embargo, la actividad financiera más extendida e importante, aun en Argentina y Brasil, que son los países más industrializados. Las plantas refinadoras de minerales son igualmente significativos, aunque suelen estar situadas cerca de los yacimientos mineros. Pero, otras industrias se localizan en las cercanías de las grandes ciudades, como las refinerías de petróleo, las plantas siderúrgicas de hierro y acero, cemento, manufacturas y fábricas de bienes de consumo, como textiles, bebidas, vehículos de motor, equipos mecánicos y eléctricos, y plásticos.

El desenvolvimiento industrial en los países de América Latina ha estado bajo la protección estatal. A pesar de que numerosas industrias aún operan con licencias o patentes internacionales, o como subsidiarias de compañías transnacionales, desde 1930 los gobiernos de los estados han intervenido de forma directa en la industria pesada, como la siderometalúrgica, la de ensamblaje de vehículos de motor y los astilleros. En algunos países las industrias manufactureras son lo suficientemente refinadas como para crear herramientas, aviones y vehículos militares para la exportación. Pero, el avance industrial de la región hace frente con muchos conflictos: reducidos mercados nacionales, tecnología inadecuada y redes de transporte y distribución insuficientes.

4.5 Energía

El petróleo y el gas natural son los recursos energéticos más significativos de América Latina. Pero, los más antiguos han sido la leña y el carbón vegetal, muy empleados para fundir hierro y acero o para refinar azúcar. Existe una gran dependencia del petróleo y del gas natural, pues apenas dos países de América Latina son autosuficientes en estas fuentes energéticas. Las necesidades de distribución fuerzaron a cimentar extensos sistemas de oleoductos y gasoductos en Argentina, Venezuela y Colombia, así como sistemas más pequeños en otros enclaves. Pero, los primordiales sistemas de oleoductos de América Latina transportan más crudo y gas a las acabales de exportación que a los mercados nacionales.

El carbón, cuyas reservas no son muy significativos en la actualidad, fue una energía empleada al principio en el avance del transporte de rieles y agua y en la industria en Chile, Argentina, Brasil y Colombia, sin embargo hace mucho tiempo que perdió su relevancia como recurso energético. En Brasil, el destacado combustible de automóviles es el alcohol ocasionado de la caña de azúcar.

Sólo desde la década de 1950, la energía hidroeléctrica se transformó en la destacada alternativa a la energía termoeléctrica. El desenvolvimiento de la energía hidroeléctrica se inició en Brasil, Chile y Colombia. La aptitud de las centrales hidroeléctricas en funcionamiento conforma hoy el 60% del potencial eléctrico en Paraguay, Brasil, Uruguay, Colombia y Bolivia. Igualmente es significativo la energía hidroeléctrica en Perú, Chile, Ecuador, Surinam y Argentina, donde la aptitud de energía generada supera el 40%. El desenvolvimiento hidroeléctrico en cadena va desde las pequeñas instalaciones que se usan en las provincias del interior a las monumentales instalaciones construidas en el curso alto y medio del Paraná, y en el tramo alto y bajo del río São Francisco.

4.6 Transporte

A pesar de que se usan múltiples formas de transporte, desde el más primitivo a los aviones más modernos, las redes de carreteras y de ferrocarriles son las más significativos por la cuantía y volumen de carga y pasajeros transportados. El vehículo de motor es el elemento preponderante en el subcontinente. En Argentina, Brasil y Chile el ferrocarril, el transporte fluvial y el costero tienen mucha relevancia; sin embargo en estos países el ómnibus, el camión y el automóvil aún ocupan un primer orden en el transporte de pasajeros y de carga.

Pero, las redes aéreas nacionales e internacionales suministran un sistema de transporte continental más completo y seguro que el que se efectúa por la red de carreteras, las líneas férreas o las fluviales. Esto se debe especialmente a la exigüidad de poblaciones en el interior del subcontinente; por ejemplo, el sistema de líneas de ferrocarril, que se había finalizado en 1930, se encontraba orientado a favorecer el transporte entre el interior y las ciudades portuarias. Los ferrocarriles y la red de carreteras son significativos apenas en el sur de Brasil y en la Pampa argentina y, en menor proporción, en las populosas zonas de Uruguay, Chile, Colombia y Ecuador.

La construcción de carreteras ha sido más penetrante desde la década de 1950. Venezuela y la costa peruana tienen un buen sistema de carreteras; en Paraguay y Bolivia, por el contrario, la infraestructura vial está menos elaborada. Los países andinos han ido construyendo carreteras hacia el interior desde hace décadas, y Brasil ha incrementado su red hacia la cuenca amazónica. Los sistemas nacionales de carreteras, como los aéreos, han empezado a acelerar la integración financiera de los pueblos distanciados del interior con el corazón de los centros industriales y comerciales de varios países.

4.7 Comercio

El comercio intercontinental de América Latina se realiza con Estados Unidos, la Unión Europea y Japón. El petróleo y sus provenientes conforman los primordiales constituyentes de este comercio internacional. Brasil y Venezuela se sitúan a la cabeza en relación al comercio de exportación, y el primero es jefe en importaciones. El comercio continental ha sido promovido desde 1960 por parte de fundaciones regionales de comercio, el más significativo de ellos es la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI). Dentro del intercambio comercial continental los primordiales productos son el trigo, la carne de vacuno, el vino y las bananas, y ha aumentado el volumen comercial de artículos manufacturados. Pero, el comercio de exportación de productos agrícolas y de minería hacia países fuera del continente sigue siendo más significativo que el que es organizada en el mercado continental. América Latina contribuye significativamente al comercio mundial de petróleo, cobre, bauxita, café, harina de pescado y semillas oleaginosas. El comercio de éstos y otros productos básicos es fundamental para el avance económico de toda la región.

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