Allan MacLeod Cormack

Allan MacLeod Cormack (1924-1998), físico americano de origen sudafricano, laureado con el Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1979, que compartió con el ingeniero electrónico británico sir Godfrey Newbold Hounsfield, por sus contribuciones teóricas y matemáticas al desenvolvimiento de la tomografía axial computerizada (TAC), que ha revolucionado la obtención de imágenes y los diagnósticos médicos desde su presentación a comienzos de la década de 1970.

Nació en Johannesburgo, Sudáfrica, el 23 de febrero de 1924. Se licenció en Física en 1944 en la Universidad de Ciudad de El Cabo y, a continuación, fue docente de Física de dicha Universidad. En 1957 se desplazó a Estados Unidos para ocupar un puesto de docente de Física en la Universidad de Tufts (Massachusetts). Se nacionalizó americano en 1966.

En 1956 Cormack, así pues docente de Física de la Universidad de Ciudad de El Cabo, ejerció profesionalmente en el departamento de radiología del Groote Schuur Hospital, donde observó el uso de los rayos X en el tratamiento de tumores en pacientes con cáncer. Se cuestionó cómo se podía administrar la dosis adecuada de radiación, puesto que los rayos X tenían que pasar por los huesos, disminuyendo así la cuantía de radiación que llega al tejido dañado. Pensó así pues en la poca eficacia de un solo haz de rayos X para fines diagnósticos: la absorción del haz por el material denso, como los huesos, generalmente ocultaba los tejidos que los radiólogos procuraban ver. Llegó a la conclusión de que el uso de múltiples haces de rayos X proyectados al cuerpo desde ángulos diferentes sin embargo en el mismo plano podía suministrar una visión mejorada de la estructura interna del cuerpo. Resolvió ecuaciones matemáticas para transformar varias mediciones en una imagen, representada como una sección transversal. Tras algunos experimentos rudimentarios, publicó dos artículos en la revista Journal of Applied Physics, en 1963 y 1964, que no suscitaron ningún interés a lo largo de más de una década. En 1967 Hounsfield, que no conocía las indagaciones de Cormack, igualmente pensó en la amalgama de varios haces de rayos X para hacerse con una imagen más detallada y en tres dimensiones de los órganos internos del cuerpo humano. Hounsfield desarrolló sus propias fórmulas para ello. Cuando la tecnología informática avanzó lo suficiente como para introducir estas ideas, la compañía electrónica EMI creó un prototipo de escáner o tomógrafo de rayos X. En 1972 EMI presentó una versión comercial, que fue acogida como un importantísimo avance por la comunidad de radiólogos. La historia de Cormack y Hounsfield es un ejemplo clásico de los muchos hallazgos independientes que se llevan a cabo en el ámbito de las ciencias.

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