Las operaciones de los aeropuertos precisan diversos vehículos de apoyo. Autos, furgonetas o camionetas y camiones convencionales, pintados en color brillante para que resulten más visibles, recorren incansables las pistas de rodaje, despegue y aterrizaje. Igualmente son indispensables otros vehículos más especializados: los potentes ‘remolcadores’ con tracción en las cuatro ruedas se enganchan al tren de aterrizaje delantero de los aviones para guiarlos al entrar y salir de las rampas de estacionamiento. Se usan camiones especiales para suministros y servicio de hostelería, cuyo espacio de carga puede subirse y bajarse a través de elevadores hidráulicos para aprovisionar los aviones de alimentos y agua. Aún se usan camiones cisterna para abastecer a muchos tipos de aviones el combustible que se transporta desde depósitos ubicados a una distancia prudente de las terminales, aunque en los aeropuertos muy grandes, donde aguardan reasignar docenas de aviones de fuselaje ancho y de otros tipos, el combustible debe trasvasarse a través de conducciones subterráneas aisladas hasta la zona de rampas donde unas unidades móviles lo bombean a los depósitos de las aeronaves.
Otros vehículos indispensables para el buen funcionamiento de los aeropuertos son los equipos de urgencias y de incendios, como los vehículos contra incendios provistos para arrojar agua, espumas químicas o polvo a gran velocidad y a distancias considerables. Igualmente hay unidades médicas y ambulancias. En los aeropuertos transitados son frecuentes las alarmas en el momento en que el tráfico aumenta.
Véase igualmente Industria del transporte aéreo; Aviación.
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