Los albaneses se juzgan descendientes de los ilirios, un pueblo indoeuropeo que se instaló en la parte occidental de la península Balcánica al poco de terminar la edad del bronce (hacia el 1000 a.C.). Los ilirios establecieron su propio Estado entre los siglos V y III a.C. (véase Iliria).
7.1 Edad antigua
Fundado en el siglo III a.C., el Estado ilirio tuvo un significativo papel durante la antigüedad, en especial bajo el gobierno del monarca Adriano. Se extendía desde la costa de Dalmacia hasta la costa de la actual Albania y alcanzó el renombre de su poder bajo el monarca Agron (250-231 a.C.). La base de su poderío arraigaba en su flota, que durante el reinado de Adriano se transformó en una significativa fuerza naval, apresando naves romanas, lo que comprometía el comercio de Roma durante el periodo republicano. En el 168 a.C. Roma conquistó absolutamente el reino ilirio y después lo ocupó durante más de cinco siglos. Al principio de la ocupación romana, la propia Albania cobró relevancia al conectar Roma con Bizancio por la vía Egnacia.
Los ilirios ejercieron un importante papel en el Imperio romano. Varios de los emperadores tuvieron un origen ilirio: Claudio II, Aureliano, Diocleciano y Probo en el siglo III d.C., Constantino el Grande en el siglo IV y Justiniano en el siglo VI.
7.2 Edad media
Tras la división del Imperio romano en el 395 d.C., sucedió a formar parte del Imperio romano de Oriente. A lo largo de este periodo, puertos como Durrachium (la actual Durrës; Durazzo en italiano) se transformaron en significativos centros comerciales.
Cuando el poder del Imperio decayó, las provincias ilirias fueron ocupadas por conjuntos que se enfrentaban por el control de la parte occidental de los Balcanes. Los godos y los hunos aparecieron en el siglo IV, los búlgaros en el siglo V y durante los siglos VI y VII un gran número de eslavos irrumpieron en los territorios ilirios. Enfrentados al peligro de su asimilación, los albaneses (que por esta etapa se transformaron al cristianismo) se desplazaron hacia el sur, concentrándose en las regiones montañosas, donde quedaron sujetos al dominio del Imperio bizantino.
A lo largo de los siglos XI y XII fue atacada por los normandos, y en 1190, periodo de debilidad de Bizancio, el príncipe Progon de Albania fijó un Estado independiente que se sostuvo hasta mediado el siglo XIII, momento en el que se desmembró. Fue así pues en el momento en que Carlos de Anjou se coronó rex Albanial (rey de Albania), en 1272, hasta que el serbio Esteban Dusan expulsó a los angevinos y se anexionó el país.
Con la caída en 1355 del Imperio serbio, dirigido por Esteban Dusan, Albania se doblegó a la dominación de señores locales feudales. Los topias y los dukagjinis administraron en el norte, y los muzakas y los shpatas en el sur.
7.3 Imperio otomano
Los turcos otomanos invadieron Albania a finales del siglo XIV. Bajo la dirección de Jorge Castriota, denominado Scanderbeg, los albaneses sostuvieron un combate intensivo durante 25 años en contra de la ocupación turca. En 1448 y en 1466 Scanderbeg repelió a los turcos, sin embargo tras su fallecimiento, en 1468, Albania sucedió a formar parte del Imperio otomano. Un gran número de albaneses emigraron a Italia, y la gran mayoría de la población se transformó al islam. A lo largo de los casi cinco siglos de ocupación turca, muchos albaneses accedieron a altos puestos en el Imperio.
Los turcos jamás pudieron establecer un control total sobre Albania. A finales del siglo XVIII, varias princesas tuvieron un papel eminente. Desde 1775 a 1796 los bushatis administraron el ducado de Shkodër, extendiendo su autoridad sobre el norte y el centro del país. Desde 1790 a 1822, Alí Pasa gobernó el ducado de Ioanina, que comprendía desde Vlorë y Berat hasta Tesalia.
A finales del siglo XIX se despertaron los sentimientos nacionalistas. Agrupados en la Liga Albanesa (1878-1881), los albaneses sostuvieron una encarnizada lucha para preservar su integridad territorial contra la intromisión de los países vecinos y para vencer autonomía frente a Turquía.
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