En 1453, en el momento en que los turcos terminaron la conquista del Imperio bizantino y con ello el control del Mediterráneo oriental, las naciones occidentales, especialmente Portugal y España, se vieron forzadas a rastrear una nueva ruta a Oriente. Los portugueses, que habían sido adelantados al realizar varios viajes por el océano Atlántico, rastrearon hacia el sur la nueva ruta siguiendo la costa de África, y en 1486 aparecieron al cabo de Nueva Esperanza. En 1492, Cristóbal Colón intentó llegar a la India navegando hacia Occidente y cruzando el océano Atlántico, sin embargo tocó tierra en las actuales Antillas. Abrió así las puertas del Nuevo Mundo a la civilización y al comercio europeo. Para mayor información sobre las culturas precolombinas de América Latina, véase Araucanos; Arawak; Arqueología: El continente americano; Caribe; Chibchas; Perú: Historia; Arte y arquitectura precolombinas; Tiahuanaco; Tupí-guaraní.
Con el retorno de Colón a Europa, España y Portugal se vieron mezclados en la controversia conectada con los derechos sobre las tierras del Nuevo Mundo. La enfrentamiento fue resuelta por el papa Alejandro VI, que adjudicó a Portugal todos los nuevos territorios al este de una línea que discurría unas 100 leguas (483 km), de norte a sur, al oeste de las islas Azores y de las islas de Cabo Verde; y a España todos los territorios al oeste de esa línea de Demarcación. Esta línea divisoria se alteró después en el Tratado de Tordesillas, por el cual Portugal adquiría la soberanía sobre el territorio oriental de América Latina. Esta región se transformaría seguidamente en el actual Brasil.
El 1 de agosto de 1498, a lo largo de su tercer viaje, Colón arribó a un punto de la desembocadura del río Orinoco y divisó las costas de América Latina. Al recorrer la costa a lo largo de varios días distinguió el carácter continental de la tierra explorada.
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