Desarrollo económico de Asia

Muchas zonas de Asia están económicamente hablando atrasadas. Un elevado porcentaje de la población del continente se ocupa de la agricultura, pese a lo cual gran parte de la actividad agrícola se caracteriza por cosechas y productividad laboral parcialmente bajas. En conjunto, una minoría de los asiáticos está empleada en actividades de manufactura; en numerosas ocasiones los centros urbanos y las industrias no se han integrado adecuadamente con el sector rural. Los métodos de transporte locales e internacionales de los países asiáticos aún están poco desarrollados en numerosas zonas, sin embargo han mejorado eminentemente en los últimos años.

Pero, hay un ascendente número de excepciones. Japón ha modernizado con éxito su economía, al igual que Israel, Corea del Sur, Singapur, Hong Kong y, en menor grado, Indonesia, Malaysia, Tailandia, Turquía y los estados petrolíferos de la península Arábiga. En general han ganado tasas de crecimiento económico que superan el 5% anual, un porcentaje que se distancia de sus tasas de crecimiento demográfico. En cambio, aunque los países del suroeste de Asia han cometido progresos, la distribución de los ingresos ha quedado más concentrada que en otros países. Estimulada por las inversiones extranjeras a gran escala, la rápida privatización y la industrialización, la República Popular China consiguió el crecimiento más veloz de Asia a comienzos de la década de 1990. Se estima que la economía china creció un 12% en 1992, aunque los niveles de renta per cápita permanecieron parcialmente bajos. Vietnam y Laos, dos de los países más indigentes de Asia, están comenzando a conquistar un significativo crecimiento económico y a captar un eminente nivel de inversión extranjera.

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