Reinos antiguos de Asia

En el intervalo de poco más de un milenio, desde el año 500 a.C. al año 600 d.C., las iniciales civilizaciones se expandieron y se relacionaron. Los monarcas conquistadores, como Alejandro Magno, posibilitaron el intercambio cultural. Los agresivos nómadas manchurianos igualmente provocaron migraciones tribales que aproximaron a grandes masas humanas a la órbita de la civilización. Ya en el año 500 d.C., las importantes religiones y filosofías mundiales, con la excepción del islam, se habían propagado lejos de sus enclaves de origen.

1. Interacción cultural

Uno de los primeros conquistadores, Ciro II el Grande, unificó a los pueblos de origen iraní en el reino de Persia. Después creó el Imperio persa aqueménida (550-330 a.C. en torno a), que extendió la cultura persa desde el mar Mediterráneo hasta el río Indo. El tercer monarca aqueménida, Darío I, centralizó el gobierno del imperio y apoyó el culto zoroástrico de Ahura-Mazda, dios de la luz (véase Zoroastrismo).

En el año 330 a.C., el Imperio persa ya había sido conquistado por Alejandro Magno, que soñaba con fundir las culturas occidental y oriental. A pesar de que el prematuro fallecimiento de Alejandro interrumpió este plan, sus generales introdujeron la cultura griega en los tres reinos en que fue fragmentado su Imperio helenístico. Los Seléucidas administraron el sector asiático, que pronto se dividió en varios estados. Uno de estos, Bactriana, se encontraba ubicado entre las rutas comerciales Este-Oeste y Norte-Sur, a través de las cuales la seda china y el algodón indio se desplazaron a Grecia y a Roma, donde se cambiaban por cristal, artículos manufacturados y oro. Los elementos de la cultura griega fueron cestudiados, a través de Bactriana, hacia Asia. Incluso tras que las tribus nómadas de Asia central apresaran Bactriana, la influencia griega continuó por causa de que los nuevos mandatarios kushan absorbieron la cultura helenística. A lo largo del siglo I d.C., el griego fue la lengua empleada en las transacciones comerciales y en las relaciones diplomáticas. En esta etapa, los romanos helenizados se arraigaron en Asia occidental; a partir de ellos se desarrolló el Imperio romano de Oriente.

A pesar de que la influencia griega perduró mucho tiempo trasl declive de los Seléucidas, en realidad gran parte del centro y suroeste de Asia y el norte de la India fueron sometidos primero por los partos (véase Partia), bajo la gran dinastía de los Arsácidas (250 a.C.-226 d.C. en torno a), y después por los persas Sasánidas (226-651 d.C.), que difundieron su cultura. La tradición de las mujeres de maquillarse, por ejemplo, fue imitada en toda Asia; y la arquitectura, el arte y la religión persas se expandieron hacia el Este y el Oeste. Los Arsácidas y Sasánidas dominaron el comercio transcontinental, cuyo punto de aparición era el Imperio romano de Oriente, que se volvió conocido como el Imperio bizantino.

2. La expansión india

El norte de la India igualmente fue conquistado por los persas, irrumpido por Alejandro Magno y gobernado por los soberanos griegos y por los antiguos ‘bárbaros’ de Asia central. Conforme crecieron los contactos internacionales, los elementos de la cultura india se extendieron por la totalidad del mundo antiguo. Hinduismo y budismo pudieron haber inspirado a los filósofos griegos. Los indios, a su vez, recibieron fuertes influencias extranjeras, como exhiben las figuras de la etapa kushan pertenecientes a la escuela budista de Gandhara, de estilo griego. Posteriormente a que los kushan apresaran el norte de la India en el siglo I d.C., tomaron la cultura india, se transformaron al budismo y estimularon su crecimiento en las ciudades-estado de Asia central y China.

A pesar de que los extranjeros dominaron el norte de la India durante largos periodos, las dinastías nativas consiguieron el rango imperial: la dinastía Maurya (321-185 a.C.), cuyo gobernante más importante, Asoka, mandó misioneros budistas a la India y Asia, y la dinastía Gupta (320-540 en torno a), bajo la cual, el arte, la arquitectura y la civilización indias consiguieron su máximo desarrollo.

Pequeños reinos nativos dominaban India central y meridional. Los pueblos tamiles del sur fueron los primeros en colonizar el Sureste asiático en los primeros siglos de la era cristiana. Desde estas colonias los reinos nativos de influencia india de Champa (el actual Vietnam central) y Funan (actual Camboya) progresaron, al igual que otros estados menores en Tailandia, Birmania (actual Myanmar), Malaca y las islas indonesias.

3. La divulgación de la civilización china

Los codiciosos emperadores de la dinastía Han (206 a.C.-220 d.C.) difundieron la civilización china hacia el oeste a través de la cuenca del río Tarim. Construyeron puestos militares avanzados a lo largo de la Gran Muralla china y en los límites del desierto, para resguardar a las largas caravanas comerciales de los ataques de las tribus nómadas. Comerciantes persas, árabes e indios frecuentaban la capital Han, en tanto que los Han orientales (los últimos) seguramente tuvieron contacto directo con Roma.

En el año 105 a.C., los Han colonizaron el norte de Corea, y la cultura china subsumió los imperios coreanos de Koguryo, Silla, Paikche y Kaya. Al sur, los chinos asentaron su cultura en Vietnam, país que administraron de manera directa durante diez siglos.

Los Han consiguieron nuevas cotas en literatura, en especial trasl comienzo de la fabricación del papel, y en alfarería, escultura, pintura y música. Sus ingenieros cimentaron carreteras y canales comparables a los de los romanos, y una opulenta sociedad urbana intentó vivir de conformidad con los ideales morales de Confucio.

Cuando la dinastía Han inició a decaer, los pueblos nómadas de la límite se manifestaron más osados en sus ataques. En los primeros siglos, avalanchas de invasores turcos, mongoles y hunos hicieron rebeliones tribales y se abrieron trayecto hasta Europa a través de Asia central (los hunos) y, definitivamente, hasta la misma Roma. Muchos chinos huyeron al sur, donde apareció un reino chino gobernado por una serie de dinastías en el valle del Yangzi. Pero, pese a estas etapas alborotadoras, la civilización china progresó con el budismo y el taoísmo como religiones preponderantes. A pesar de que el dominio chino sobre Corea finalizó, la indicada influencia china se sostuvo durante el periodo coreano de los Tres Reinos (siglos IV-VII d.C.). Los coreanos se transformaron al budismo, emplearon los caracteres chinos en su escritura y copiaron el sistema de gobierno confuciano.

La cultura sínica se difundió desde Corea hasta el reino insular de Japón, regido por el clan Yamato, que tenía sus orígenes en la legendaria diosa del sol, Amaterasu. En su expansión, los japoneses apresaron algunas zonas de Corea en el siglo IV, sin embargo volvieron a ser desterrados dos siglos después. En esa etapa, los japoneses se transformaron al budismo.

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