Los conflictos del siglo XIX en América Latina

Tras las guerras de independencia, los nuevos estados independientes surgidos en América Latina eran la República de la Gran Colombia, Perú, Chile, las Provincias Unidas del Río de La Plata (después Argentina), Paraguay y Bolivia. Entre 1830 y 1832, la Gran Colombia se dividió en los estados monarcas de Venezuela, Ecuador y Nueva Granada. Hasta 1903 Nueva Granada, que después se transformaría en Colombia, incluía Panamá. Este territorio fue desmembrado por estratagemas desestabilizadoras promovidas por Estados Unidos al encontrar resistencia por parte de Colombia para la construcción del canal de Panamá. Uruguay, tras algunos periodos de control portugués y brasileño, alcanzó la soberanía como estado en 1828.

A pesar de la estrecha cooperación a lo largo del periodo revolucionario, las colonias españolas de América Latina no consiguieron el ideal de Bolívar de formar una confederación de naciones, especialmente por distinciones regionales, la desmesurada prolongación geográfica, comunicaciones insuficientes, ambiciones personales y la inexperiencia política de muchos de sus mandatarios, así como la falta de tradiciones democráticas.

Estas dos últimas características contribuirían decisivamente igualmente a la inestabilidad política de las nuevas repúblicas. La riqueza y el poder político se encontraban aún en manos de la Iglesia y en un puñado de familias criollas. Los conjuntos políticos preservadores y liberales se combatían unos a otros al igual que criollos y peninsulares a lo largo de la etapa colonial. Las revoluciones eran muy frecuentes, y algunos países estuvieron sometidos a tiranías militares por largos periodos. Como consecuencia, el avance social y económico de América Latina se estancó a lo largo del siglo XIX. A partir de 1900 el avance fue más veloz, especialmente en Argentina, Brasil y Chile.

Los conflictos limítrofes eran frecuentemente causa de amargas enfrentamientos entre las diferentes naciones, que a veces las llevaron al conflicto armado. Entre éstas cabe mencionar la conflicto armado de la Triple Alianza (Argentina, Brasil y Uruguay) contra Paraguay, entre 1865 y 1870, una de las más brutales que han tenido lugar en el continente americano. La población de Paraguay quedó tan diezmada que tardó más de un siglo en reponerse. Otra significativo conflicto armado sudamericana fue la conflicto armado del Pacífico, que enfrentó a Chile contra Perú y Bolivia, en la que estos últimos perdieron territorios en la costa del Pacífico, como Tacna y Arica. El conflicto armado del Chaco se libró entre Paraguay y Bolivia de 1932 a 1935, como terminación de una larga enfrentamiento territorial entre ambos países.

La Doctrina Monroe, promulgada por Estados Unidos en 1823, ejerció un significativo papel en el continente a lo largo del siglo XIX; en teoría, esta doctrina fue elaborada en prevención de la mediación europea en América Latina, sin embargo en la práctica lo que le aceptó a este país fue ejercer cada vez más influencia sobre las nuevas repúblicas, en sustitución del Imperio español, especialmente en el control político y económico.

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