Agricultura biológica

Agricultura biológica, sistema de producción que niega o excluye en gran medida el uso de los fertilizantes sintéticos, los pesticidas, los reguladores del incremento y los aditivos para el pienso (alimento) del ganado. En la medida de lo posible, se acoge a la rotación de los cultivos, los residuos de las cosechas, el estiércol animal, las leguminosas, el estiércol verde, los residuos orgánicos y el control de plagas por medios biológicos para conservar la productividad y labrar el suelo, dar nutrientes para las plantas y manejar los insectos, las malas hierbas y otras plagas.

Los sistemas de agricultura biológica son muy empleados en los países subdesarrollados y en vías de desenvolvimiento, en gran medida por causa de conflictos financieros y a la falta de productos químicos. Pero, cada vez son más ampliamente consentidos en los países desarrollados como reacción a los sistemas de explotación intensiva o industrial.

La agricultura biológica es conocida con diferentes nombres en diferentes países, y los en torno a 16 términos que se emplean para hacer referencia a ella incluyen agricultura biológica, agricultura regenerativa y agricultura sostenible. Agricultura biológica es el término más empleado en Europa, mientras que Estados Unidos y el Reino Unido prefieren el de agricultura orgánica. Igualmente recibe el nombre de agricultura biodinámica aunque, en sentido severo, ésta es parte de de toda una filosofía que engloba la educación, el arte, la nutrición y la religión, además de la agricultura. Rudolf Steiner, el filósofo austriaco autor de la antroposofía, fue igualmente el autor de la agricultura biodinámica.

Buena parte del crédito del movimiento a favor de la agricultura orgánica o biológica se le atribuye a lady Eve Balfour, nacida a finales del siglo XIX en el seno de una acaudalada familia británica que, además de exhibir su talento como trombón de jazz y piloto, señaló gran interés por la agricultura. Sus trabajos de pesquisa en las décadas de 1920 y 1930 tuvieron gran relevancia en el avance de nuevas técnicas agrícolas que buscan favorecer relaciones sostenibles entre el suelo, las plantas, los animales, las personas y la biosfera, con el propósito de hacer alimentos sanos y otros productos, que resguardan y potencian al mismo tiempo el medio ambiente.

A pesar de que se emplea en la mayoría de los países del mundo, los métodos de la agricultura biológica donde más se han desarrollado ha sido en el norte de Europa; sin embargo, Austria dedica cerca del 6% de sus tierras productivas a los cultivos biológicos, y la siguen Alemania, Países Bajos y Dinamarca.

Los conflictos elementales de este sistema de cultivo se deben a la cuantía de normas y legislaciones diferentes y al mismo tiempo reclamantes sobre los mismos. Dado que las leyes varían de un país a otro, la cuestión podría solucionarse con una buena información a los consumidores sobre los métodos empleados. Sucede, además, que los agricultores son poco reclamantes con estas cosas. Se da el caso, por ejemplo, de que cereales que se cultivan en realidad sin abonos químicos han sido sembrados en un terreno que contenía residuos químicos de años previos. Es decir, que para que esta agricultura sea válida en realidad, sería necesario realizar controles regulares en todas las explotaciones biológicas con el propósito de soslayar el fraude.

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