Organización social de las abejas meliferas

La abeja melífera es un insecto social que apenas puede pervivir como miembro de una comunidad, denominada colonia, nido o colmena.

2.1 Castas

La comunidad de las abejas melíferas está compuesta por tres formas diferentes —la reina (hembra), el zángano (macho) y las obreras (hembras estériles). Estas castas están asociadas a diferentes funciones en la colonia; cada una tiene sus propios instintos especiales en relación a las necesidades de la comunidad.

2.1.1 La reina

La reina es la única hembra sexualmente productiva de la comunidad y, por consiguiente, la madre de todos los zánganos, obreras y futuras reinas. Su aptitud para poner huevos (véase Desarrollo) es sorprendente; la producción diaria en términos generales supera los 1.500 huevos, cuyo peso total es semejante al peso del cuerpo de la reina.

A partir del enfoque anatómico, la reina es muy distinta de los zánganos y las obreras. Su cuerpo es largo, con un abdomen mucho mayor que el de una abeja obrera. Sus mandíbulas están armadas con afilados dientes cortantes, mientras que sus descendientes tienen mandíbulas sin dientes. La reina tiene un aguijón curvado y liso que puede utilizar una y otra vez sin poner en peligro su vida. Por contraste, las abejas obreras van armadas de un aguijón recto y barbado, de modo que en el momento en que pican, queda anclado con firmeza en el cuerpo de la víctima. Al pretender sacarlo, la abeja se desgarra parte del abdomen y fallece poco después. La reina carece de las herramientas de trabajo que tienen las obreras, como cestas para el polen, glándulas que segregan cera y una vejiga bien elaborada para la miel. Su alimento es casi únicamente una secreción, denominada jalea real, que producen las glándulas hipofaríngeas de las abejas obreras. La vida de una reina es de uno a tres años.

2.1.2 La abeja obrera

Las abejas obreras superan siempre en número, con gran discrepancia, a los zánganos. En primavera, en una colonia de la zona templada del mundo, el número de obreras se diferencia entre 8.000 y 15.000, y a comienzos del verano, puede llegar a ser superior a 80.000. A pesar de que carecen de la aptitud de aparearse y rehacerse, las obreras segregan cera, construyen el panal, reúnen néctar, polen y agua, transforman el néctar en miel, limpian la colmena y, en caso de necesidad, la resguardan.

El polen es la destacada fuente de proteínas, grasas, minerales y vitaminas de las abejas, principios alimenticios fundamentales para el crecimiento y desarrollo de las tres castas. Las abejas adultas pueden subsistir a base de miel o azúcar, una dieta de carbohidratos puros. Adicionalmente de recolectar y acumular alimento para todos los integrantes de la comunidad, las obreras son las culpables de resguardar la colonia y de conservar la zona de puesta a 34 °C, temperatura óptima para la incubación de los huevos y el avance de las crías. Cuando la colmena se calienta demasiado la ventilan entre todas batiendo las alas. Cuando el tiempo es fresco, se arraciman en torno a la zona de puesta y generan calor. Los huevos, introducidos cada uno en una celda, se abren al cabo de tres días. Las larvas son alimentadas con jalea real durante los dos días posteriores y después con polen y néctar o miel. Cada una de los cientos de larvas de una colmena debe ser alimentada numerosas veces al día.

A lo largo de las tres iniciales semanas de vida adulta, las obreras dedican sus labores a cimentar el panal, limpiar y pulir las celdas, alimentar a las larvas y a la reina, manejar la temperatura, evaporar el agua del néctar hasta que toma la consistencia de una miel espesa y otras numerosas y variadas labores. Finalmente de este periodo trabajan como recolectoras y defensoras de la colonia. Las obreras que se desarrollan al comienzo de la estación llevan una vida muy activa que, desde el huevo hasta que fallecen, dura unas seis semanas. Las obreras criadas a finales del otoño suelen vivir hasta la primavera, ya que tienen poco que hacer durante el invierno, excepto comer y conservarse calientes. Al contrario que otras especies de abejas, las abejas melíferas no hibernan.

2.1.3 El zángano

El zángano de la abeja carece de aguijón y de defensa alguna; no tiene cestillo para el polen ni glándulas productoras de cera, y no puede segregar jalea real. Su único cometido es aparearse con las nuevas reinas. Una vez consumado el apareamiento, que siempre se desarrolla durante el vuelo a cielo abierto, el zángano fallece de forma inminente. Los primeros entendidos sobre los hábitos de apareamiento de la abeja melífera aparecieron a la conclusión unánime de que la reina apenas se apareaba una vez en su vida. Estudios científicos más actuales, sin embargo, han demostrado que por lo general se aparea con seis o más zánganos a lo largo de unos cuantos días. El esperma móvil, o células germinales, de los zánganos se abre trayecto hasta un pequeño órgano en forma de saco denominado espermateca, que se encuentra en el abdomen de la reina. El esperma se preserva viable en este órgano durante toda la vida de la reina.

Los zánganos son mayoritarios en las colonias de abejas durante los meses de primavera y verano. Conforme se acerca el otoño, son desterrados de las colmenas por las obreras, que los dejan fallecer en el exterior.

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