Entorno físico de los Alpes

Los Alpes reciben rebosantes precipitaciones en el lado de barlovento (norte), unos 3.000 milímetros anuales. Estas lluvias preservan los bosques y alimentan a grandes ríos de Europa occidental como el Rin, el Ródano, el Po y los afluentes del Danubio (Inn y Drau).

La elevación y la exhibición a las masas de aire marítimo y a los rayos solares son las primordiales variables que influyen en el tipo de vegetación. Los robles, carpes y pinos se hallan en zonas templadas y valles resguardados. En las zonas frías hay hayedos que dan paso a los abetos y píceas a medida que aumenta la altura. Los arces, píceas y alerces se esparcen hasta el límite forestal. Por encima de los 1.800 metros no hay árboles; la zona de tundra alpina se despliega hasta la línea de las nieves perpetuas y en ella se desarrollan rododendros, edelweiss, flora de las rocas, juncos, serbales, pinos y arbustos enanos. A lo largo del corto verano, de tres o cuatro meses, esta zona está llena de colorido. La fauna alpina se encuentra en las solitarias alturas, por debajo del límite de las nieves perpetuas. Las especies más significativas son el ibex alpino, la gamuza, la marmota alpina, el pinzón de las nieves, el ratón de la nieve y la chova alpina.

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