Alfombras: materiales

El material más empleado en la confección de alfombras es la lana de oveja, aunque en algunas regiones igualmente se emplea la de cabra y la de camello. Las alfombras de lujo están tejidas con hebras de seda. A pesar de que la lana ha sido el material más empleado para formar los hilos de la urdimbre, sin embargo resulta más adecuado el algodón por su suave textura y su resistencia al estiramiento. Los hilos de oro y plata se introducen en el tejido para formar el brocado.

3.1 Tintes naturales

Hasta finales del siglo XIX se utilizaban tintes naturales para colorear los hilos. Se dispone de insuficiente información sobre las técnicas de teñido previos al siglo XVI, sin embargo es sabido que los tintes procedían de pigmentos minerales, vegetales y animales. Los pigmentos minerales, como el ocre (amarillo o rojo), la cal o piedra caliza (blanco), el manganeso (negro), el cinabrio (rojo), la azurita (azul), la malaquita (verde), el óxido de plomo (rojo) y el lapislázuli (azul), eran posiblemente los primeros materiales que se emplearon para teñir. Los pigmentos vegetales procedían de las hojas, las raíces, la corteza y, en ocasiones, los frutos o flores de plantas. La hierba de san Felipe (Isatis tinctoria) de la familia de las Crucíferas, y el índigo, arbusto de la familia de las Leguminosas, se utilizaban para conquistar el tinte azul. Cuatro amarillos vegetales eran en especial significativos: el azafrán, la especie Carthamus tinctorius, la reseda luteola y el fustete. Para el color anaranjado ya se utilizaba en la antigüedad la rubia y la quercitrina, y para el marrón o castaño oscuro y el negro se utilizaba el palo de campeche, la nuez de areca, la cáscara del nogal blanco o negro y la resina extraída de la acacia catechú.

Entre los tintes animales se encontraban la cochinilla, que habita en los cactus de América, y el kermes, que habita en las encinas del Mediterráneo, ambos para hacerse con los colores rojo y rosa.

3.2 Tintes sintéticos

Los tintes sintéticos (anilinas extraídas del alquitrán mineral) se se comenzaron a hacer en Europa a mediados del siglo XIX. A pesar de que son muy empleados por su bajo coste y brillante color, se decoloran sencillamente, por lo que la calidad de estas alfombras es muy inferior a las convencionales.

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