Alcoholemia

Alcoholemia, presencia de alcohol etílico (etanol) en sangre.

Las bebidas alcohólicas contienen porcentajes variables de alcohol en peso, conforme indica su etiqueta: las cervezas, del 4% al 10%; los vinos, del 10% al 18%; los aperitivos y licores suaves, del 20% al 25%; y los licores fuertes, del 35% al 45% (esto es, 100 ml de whisky contienen en torno a 40 gramos de etanol). Una vez ingerido el alcohol pasa a la circulación sanguínea. Su absorción se realiza especialmente a nivel del intestino delgado y es mayor en el momento en que la persona está en ayunas. Hasta un 10% del alcohol presente en la sangre se elimina por la orina, el sudor y la evaporación a través de los alveolos pulmonares. Esto último permite realizar mediciones en el aire espirado (alcoholímetros de espiración). El 90% restante se metaboliza en el hígado a razón de 10 gramos por hora. El método más necesario para determinar la alcoholemia se encarga de un estudio de sangre. Adicionalmente, hay variabilidad individual en la sensibilidad al alcohol, por lo que una misma dosis produce un grado de alcoholemia diferente en diferentes personas.

Conducir ebrio es la causa de más del 50% de los accidentes de tráfico, por lo que las legislaciones de muchos países están limitando la alcoholemia máxima soportable. A partir de 0,5 g/l los trastornos de conducta son incuestionables, con 2,0 se genera un anhelo intenso (coma etílico) y con 3,0 el fallecimiento por intoxicación etílica aguda.
Véase igualmente Alcoholismo; Unidades de alcohol.

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