La era de relativa paz y bienestar que precedió a la Primera Guerra Mundial ocasionó la reacción artística e intelectual contra las formas y conceptos convencionales. La vanguardia se separó cada vez más del gusto del público general y de las fundaciones oficiales, y experimentó con nuevas ideas y técnicas. El florecimiento cultural vivido durante la República de Weimar (en el periodo de entreguerras), fue suprimido por los nacionalsocialistas. Muchos artistas y pensadores emigraron para soslayar un retorno de las imposiciones estatales que permitieran el avance de convencionales modelos estereotipados. Posteriormente a la Segunda Guerra Mundial, la cultura germánica se recuperó lentamente.
7.8.5.1 Arte y música
Alrededor de 1900, los arquitectos y diseñadores alemanes y austriacos emplearon las refinados curvas florales del Jugendstill (véase Art Nouveau), en especial en el movimiento vienés de la Sezession. Contribuyó al desarrollo del nuevo estilo el interés en novedosos materiales y cambios en la estructura constructiva, manifestados en la obra de Peter Behrens, J.M. Olbrich y Walter Gropius. La adaptación de estéticas a la era de la máquina inspiró edificios en el absolutamente funcional Estilo Internacional desarrollado en la escuela de diseño de la Bauhaus desarrollada por Gropius en Weimar en 1919. Sus principios se extendieron por Europa y América.
Las pinturas de los expresionistas alemanes ratificaron los sentimientos de los artistas en lugar de pretender representar de forma objetiva el mundo exterior. Pintores como Ernst Ludwig Kirchner, Emil Nolde, Franz Marc, Wassily Kandinsky (de origen ruso) y Paul Klee (nacido en suiza) utilizaban colores estridentes y formas distorsionadas. En la década de 1920 Otto Dix y Max Beckmann evidenciaron en sus obras penetrantes críticas sociales. El novedoso surrealismo ejerció eminente influencia en Klee y Max Ernst. Kandinsky creó las iniciales obras no figurativas.
En música, Richard Strauss y Carl Orff compusieron obras de restauradora estructura. Paralelamente, Arnold Schönberg y sus alumnos Anton von Webern y Alban Berg realizaron una cambiadora música dodecafónica que dejaba absolutamente las melodías y equilibrios convencionales. El nivel de la educación y ejecución musical continuó siendo muy elevado.
7.8.5.2 Literatura y pensamiento
Escritores como Franz Werfel, los poetas Stefan George, Hugo von Hofmannsthal y Rainer Maria Rilke, y los novelistas terapeutas Thomas Mann, Hermann Hesse y Franz Kafka dejaron la descripción realista del mundo por una exploración expresionista de la mente y el espíritu. Frecuentemente emplearon el mito, el símbolo y la lengua exagerado para comunicar verdades interiores, reveses, ironías, ambigüedades y del subconsciente. La crítica social fue la propuesta de los autores de teatro Arthur Schnitzler, Frank Wedekind y Carl Sternheim. El teatro narrativo de Bertolt Brecht en Berlín en la década de 1920 atacaba a la sociedad capitalista. El expresionismo ejerció influencia a directores de cine alemanes como Robert Wiene, G.W. Pabst y Fritz Lang, quienes produjeron obras de gran extravagancia. Posteriormente a la Segunda Guerra Mundial novelistas como Uwe Johnson, Heinrich Böll y Günter Grass siguieron el estudio detallado de la sociedad germánica.
Una gran influencia sobre el expresionismo en las artes fue el surgimiento del psicoanálisis, desarrollado en torno a 1900 por Sigmund Freud. El psicoanálisis parecía debilitar la confianza en el progreso de una raza humana racional en un universo organizado al evidenciar la existencia de expresiones penetrantes de la individualidad amoral y hasta ese momento desconocidas. La convicción en la cristiandad racional y liberal fue específicamente atacada por los teólogos neo-ortodoxos suizos Karl Barth y Emil Brunner. El existencialismo, desarrollado por los filósofos Martin Heidegger y Karl Jaspers y el teólogo Paul Johannes Tillich, buscaba integrar religión, arte y ciencia.
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