La sociedad alemana del siglo XV

En el Imperio, como en el resto de Europa, el siglo XV fue una etapa de transformación de la economía feudal del medievo a la economía monetaria de la etapa moderna. El proceso creó tensiones entre todas las clases de la sociedad.

7.5.4.1 La nobleza

La nobleza germánica comprendía los grandes electores y otros príncipes de los 240 estados que integraban el Imperio, hasta los caballeros menores que propugnaban feudos directos del emperador. Tenían jurisdicción suprema en sus territorios, revisados apenas por las Dietas en las que se encontraban representados los nobles, el clero y los habitantes, los cuales apenas podían recaudar los impuestos indispensables para pagar nuevas armas y militares mercenarios. Cuando los precios se aumentaron y no lo hicieron en la misma medida los de los productos de sus tierras, toda la nobleza cayó presa del endeudamiento. Algunos forzaron a pagar más impuestos y a realizar más servicios feudales a sus campesinos, mientras que otros recurrieron a atacar las tierras de otros nobles o a las ciudades, e inclusive hubo quien vendió sus servicios militares como mercenarios.

7.5.4.2 Las ciudades

Como centros de comercio, las ciudades se realizaron cada vez más significativos en una economía monetaria. En el sur, Nuremberg y Augsburgo (la sede de la familia de banqueros Fugger) explotaron las minas de sus cercanías y realizaron el comercio con Italia. En el norte, Lübeck, Hamburgo y otras ciudades de la Hansa Teutónica realizaron un comercio activo con Gran Bretaña y Escandinavia. Dentro de las ciudades, los arcaicos gremios de comerciantes y los nuevos gremios de artesanos, ambos prácticamente hereditarios, combatieron por el poder municipal, en un conflicto donde los conjuntos más humildes no tenían derecho a pensar. Conforme su comercio crecía, las demandas de las ciudades para liberarse de las tasas locales impuestas en carreteras y ríos frecuentemente hicieron el conflicto bélico entre los nobles.

7.5.4.3 Los campesinos

Quizás hasta un tercio de los campesinos, el mismo porcentaje estimado para el resto de la población, falleció durante la plaga de peste que asoló Europa a mediados del siglo XIV. Entre los supervivientes, eran copiosos quienes habían perdido sus terrenos a través de la frecuente subdivisión entre los herederos. Muchos de éstos emigraron a las ciudades, mientras que la mayoría perdió algunos derechos y libertades que habían poseído convencionalmente, en el momento en que los señores procuraron conservarlos en la tierra y hacerles tan rentables como fuera posible. Los campesinos, en especial en el sur de Alemania, recurrieron definitivamente a la protesta violenta.

7.5.4.4 La Iglesia

Las peticiones de reforma de la Iglesia habían surgido al menos desde el siglo XI con el movimiento cluniacense; durante el final del medievo y comienzos del renacimiento se volvieron más insistentes. En el aspecto político, la Iglesia perdió su prestigio como resultado de la ya mencionada cautividad de Babilonia y el resultante Gran Cisma de Occidente en el Papado.

En lo concerniente a la economía, la progresiva necesidad de más dinero condujo a críticas sobre la situación de la Iglesia. La gente objetó que poseía numerosas características y ejercía una gran presión sobre sus arrendatarios, aunque no pagaba impuestos. Los trazos financieros y políticos venían unidos al progresivo resentimiento germánico de mandar dinero para conservar al papa en Roma.

La Iglesia igualmente fue atacada desde el enfoque intelectual por los estudios humanistas de autores de la antigüedad clásica que se extendían desde Italia septentrional. Nicolás de Cusa sugirió una teoría heliocéntrica de la ciencia astronómica que socavaba la aceptada visión bíblica de la producción. Los autores humanistas como Conradus Celtes, Willibald Pirkheimer, Johannes Reuchlin y Erasmo de Rotterdam propugnaban la pureza lingüística en el estudio bíblico y de otras escrituras, y satirizaban los abusos cometidos por la jerarquía eclesiástica. La invención de la imprenta por Johann Gutenberg hizo posible editar biblias, otras obras escritas y panfletos en gran cuantía y a bajo coste. En consecuencia, los nuevos conocimientos podían llegar a más gente, lo que preparó el terreno intelectual para la Reforma.

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