Geografía de Aisén del General Carlos Ibáñez del Campo

La región está formado por una parte insular y otra continental. A la primera pertenece el significativo archipiélago de los Chonos, al norte, y el de Guayaneco, al sur; entre ambos se abre el golfo de Penas, uno de los más significativos del país, y al norte de éste se encuentra la península de Taitao, que constituye la última manifestación superficial de la cordillera de la Costa.

El canal de Moraleda, un valle longitudinal hundido de dirección norte-sur, actúa de divisoria entre las regiones insular y continental, que inicialmente constituían parte de una misma unidad. El hundimiento y el ascenso del nivel del mar después de la última glaciación ha ocasionado a un paisaje de fiordos, semejante al que se puede encontrar en Escocia, Noruega, Alaska o Nueva Zelanda, ocasionado por los grandes glaciares de esta zona sur andina, los denominados Andes patagónicos, cuya máxima altitud se alcanza en el cerro de San Valentín o San Clemente (4.058 m).

El clima de la región es oceánico, fresco y muy húmedo, caracterizado por las precipitaciones regulares a lo largo del año y los vientos de gran magnitud, y animosamente influenciado por frentes polares, con características marítimas al occidente del macizo andino y de continentalidad en la vertiente oriental. En las laderas andinas se alcanzan precipitaciones superiores a 3.000 mm anuales. Con estas circunstancias climáticas, la vegetación adquiere la capacidad de un gran desenvolvimiento y los bosques y pastos ocupan casi toda la superficie hasta una altitud de unos 1.000 metros. En las zonas más altas apenas aumentan plantas almohadilladas y prados de montaña, a partir de los cuales se hallan las nieves perpetuas y los glaciares.

La región cuenta con algunos de los lagos más extensos de Chile, aunque varios de ellos son compartidos con Argentina: General Carrera o lago Buenos Aires, O’Higgins o lago San Martín y el lago Cochrane o Pueyrredón. Los primordiales ríos (Aisén, Simpson, Palena, Cisnes, Bravo y Pascua y Baker) son cortos sin embargo muy caudalosos; en términos generales nacen en la vertiente oriental de los Andes, son frenados por depósitos glaciares (como las morrenas) y cruzan la cordillera a través de valles y desfiladeros hasta desembocar en amplios fiordos.

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