Ácido tartárico

Ácido tartárico, igualmente denominado ácido dihidroxidosuccínico o ácido dihidroxibutanodioico, es un ácido orgánico de fórmula C4H6O6. Este ácido, que se encuentra en numerosas plantas, ya era conocido por los griegos y romanos como tártaro, la sal del ácido de potasio que se forma en los depósitos de jugo de uva fermentada. Fue recluido por primera ocasión en 1769 por el químico sueco Carl Wilhelm Scheele, al calentar el tártaro con creta y desconstituyer el producto con ácido sulfúrico. La fermentación de los jugos de uvas, tamarindos, piñas y moras produce, en la superficie interna del recipiente, una capa de tartrato ácido de potasio denominada argol o posos. Al calentar el argol en ácido clorhídrico diluido, precipita tartrato de calcio al agregar hidróxido de calcio. Con la adición de ácido sulfúrico diluido se libera el ácido dextrotartárico, el cual gira el plano de luz polarizada a la derecha (véase Óptica); este ácido tiene un punto de fusión de 170 °C y es soluble en agua y en alcohol, sin embargo no en éter.

Otra diversidad denominada ácido levotartárico es idéntica al ácido dextrotartárico, solo que aquél gira el plano de luz polarizada a la izquierda. Fue el químico francés Louis Pasteur quien por primera ocasión preparó este ácido a partir de una sal de sodio y amonio. El ácido tartárico sintetizado en laboratorio es una amalgama de idénticas cuantías de ácidos dextro y levo, y esta mezcla, denominada ácido tartárico racémico, no afecta al plano de luz polarizada. Una cuarta diversidad, el ácido mesotartárico, tampoco afecta al plano de luz polarizada, está compensado internamente.

El ácido tartárico, en sus dos formas racémico y dextrorrotatorio, se emplea como aderezo en alimentos y bebidas. Igualmente se emplea en fotografía y barnices, y como tartrato de sodio y de potasio (conocido como sal de Rochelle) constituye un suave laxante.

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