El comienzo de la pubertad está asociado con cambios drásticos en la estatura y en los aspectos físicos. En este momento, la actividad de la hipófisis supone un incremento en la secreción de específicas hormonas con un efecto fisiológico general. La hormona del incremento produce una aceleración del incremento que lleva al cuerpo hasta casi su altura y peso adulto en unos dos años. Este veloz incremento se genera antes en las mujeres que en los varones, indicando igualmente que las iniciales maduran sexualmente antes que los segundos. La madurez sexual en las mujeres viene indicada por el comienzo de la menstruación y en los varones por la producción de semen. Las primordiales hormonas que dirigen estos cambios son los andrógenos masculinos y los estrógenos femeninos. Estas sustancias están igualmente asociadas con el surgimiento de las características sexuales secundarias. En los varones aparece el vello facial, corporal y púbico, y la voz se hace más penetrante. En las mujeres aparece el vello corporal y púbico, los senos aumentan y las caderas se ensanchan. Estos cambios físicos pueden estar asociados con las modificaciones psicológicas; de facto, algunos estudios recomiendan que los personas que maduran antes están mejor adaptados que sus coetáneos que maduran después.
Véase igualmente Crecimiento humano.
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