Alfonso XIII

Alfonso XIII (1886-1941), monarca de España (1886-1931), último monarca de la Casa de Borbón en ese país hasta que, en 1975, sucedía el acceso al cetro de su nieto Juan Carlos I.

Nacido el 17 de mayo de 1886 en Madrid, hijo póstumo del monarca Alfonso XII, fruto del matrimonio de éste con María Cristina de Habsburgo-Lorena, gobernó bajo la regencia de su madre hasta el 17 de mayo de 1902, y de forma efectiva a partir de ese día (en el momento en que, al cumplir 16 años, accedió a la mayoría de edad prevista para el ejercicio de la monarquía). Se le educó para comportarse como un rey-soldado, en una rígida disciplina católica y una conciencia liberal. El contacto con la realidad política del país le hizo ver el distanciamiento entre la España oficial y la España real; de ahí su empeño en conectar de forma directa con esta última en medio de las ficciones del sistema canovista (ideado por el político preservador Antonio Cánovas del Castillo y eje vertebrador de la etapa que dio en denominarse Restauración, de la cual el propio reinado de Alfonso XIII sería su prolongación), sometido por el caciquismo.

Perteneció por edad y talante a la descendencia siguiente al desastre de 1898 (derrota en la Guerra Hispano-americano), que anhelaba rehacer a España (de ahí regeneracionismo), para lo cual sometió a un crítico examen de conciencia todos los trazos de la vida nacional. Hubo de hacer frente conflictos provenientes de la etapa anterior, sin embargo igualmente otros que surgirán con el nuevo siglo: el conflicto social, el radicalismo de las organizaciones obreras, las guerras de Marruecos, la quiebra del turnismo político, el surgimiento de los nacionalismos catalán y vasco, y otros. Exhibió invariablemente una tendencia a intervenir personalmente en la política, lo cual le era permitido por la propia Constitución de 1876.

2 INICIOS DE SU REINADO

El comienzo del reinado concordó con un cambio generacional decisivo en la situación de los partidos dinásticos (el Conservador y el Liberal). Desaparecidos en 1897 y 1903, respectivamente, Cánovas y Práxedes Mateo Sagasta —los primordiales mandatarios de ambos partidos—, varios políticos se enfrentaron por el liderazgo dentro de cada formación política. La renovación de cambios políticos que el país demandaba tuvo especialmente dos valedores: Antonio Maura dentro de los conservadores y José Canalejas por los liberales.

3 LA CRISIS DE 1917 Y SUS CONSECUENCIAS

La neutralidad de España en la Primera Guerra Mundial (1914-1918) abrió mercados y favoreció el incremento económico, sin embargo igualmente la turbación social. El Estado no se benefició de esta abundancia. La dificultad de 1917, en que se unieron el sindicalismo militar (Juntas Militares), las huelgas cambiadoras y el nacionalismo catalán, creció la desestructura del régimen político. Un gobierno nacional, formado en 1918 por integrantes de los dos primordiales partidos, fracasó igualmente. El reajuste económico siguiente a la Primera Guerra Mundial creció los problemas internos. Convulsiones sociales y conflictos regionales, unidos a los golpes militares en Marruecos (terminados en el denominado desastre de Annual de julio de 1921), aumentaron la debilidad de los gobiernos, inaptos de hacer frente a estas circunstancias.

4 LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA Y LA PROCLAMACIÓN DE LA II REPÚBLICA

El golpe militar de Miguel Primo de Rivera (13 de septiembre de 1923) fue la solución de fuerza asumida ante la dificultad. El Rey aceptó la circunstancia. La tiranía fue bien acogida por muchos sectores sociales en los primeros años: concluyó con el conflicto bélico de Marruecos (desembarco de Alhucemas en 1925) y desarrolló una labor de orden social y de incremento de las obras públicas. Tras el definitivo revés de Primo de Rivera en 1930, Alfonso XIII intentó resarcir el orden constitucional (gobiernos de Dámaso Berenguer y Juan Bautista Aznar), sin embargo los partidos convencionales se encontraban ofendidos, y republicanos, socialistas y regionalistas de izquierda (como demostró el Pacto de San Sebastián de 1930) combatían unidos contra la monarquía. Las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 dieron el triunfo en las ciudades españolas más significativos a socialistas y republicanos. El Rey, para soslayar un combate civil, dejó el país, pronunciando sus palabras más famosas: “espero que no habré de regresar, ya que ello apenas significaría que el pueblo español no es boyante ni radiante”. El 14 de abril de 1931 se proclamaba la II República.

Alfonso XIII vivió en el exilio aún diez años. De su matrimonio con Victoria Eugenia de Battenberg, con quien se había comprometido en Madrid el 31 de mayo de 1906 (fecha en la que la comitiva nupcial regia sobrellevó un atentado perpetrado por el anarquista Mateo Morral, que desencadenó varios muertos entre los ayudantes), tuvo seis hijos: Alfonso (1907-1938), Jaime (1908-1975), Beatriz (1909-2002), María Cristina (1911-1996), Juan (1913-1993; al que nombró sucesor de los derechos dinásticos el 8 de julio de 1939) y Gonzalo (1914-1934). Durante la Guerra Civil (1936-1939) se inclinó por el bando amotinado. Sus últimos años los pasó en Roma, donde falleció el 28 de febrero de 1941 (tras haber abdicado el mes anterior en la persona de su hijo Juan) y recibió sepultura. Sus restos eran llevados en 1980, cinco años después de haberse iniciado el reinado de su nieto Juan Carlos I, al panteón de los Reyes del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial (Madrid).

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