El área que hoy conocemos como Alberta fue explorada por primera ocasión por cazadores de pieles franceses hacia el 1750. La colonización comenzó con el asentamiento de los primeros puestos comerciales en torno a 1780 y 1790. A partir de 1821, la región estuvo controlada por la Compañía de la Bahía de Hudson. En 1870, el nuevo Dominio de Canadá compró las tierras a la compañía y las preparó como Territorios del Noroeste. Poco después, el gobierno canadiense mandó a la Policía Montada del Noroeste para conservar el orden y sellar pactos con los pueblos nativos.
En 1882 los Territorios fueron subdivididos en distritos administrativos. El Canadian Pacific Railway unió Alberta con el resto de Canadá, en 1883. La colonización fue insuficiente sin embargo a partir de 1896 hubo un nuevo periodo de bienestar, que estimuló la inmigración. Entre 1901 y 1911 la población creció de 73.000 a 374.295 habitantes. El perseverante incremento demográfico llevó al gobierno federal a extender los límites de los distritos este y norte, y el 1 de septiembre de 1905 la transformó en provincia.
Alberta fue un territorio básicamente agrícola. En el sur destacaban los ranchos ganaderos; más al norte, el cultivo destacado era el trigo. La Gran Depresión de 1929 azotó fuertemente la provincia y gran parte de la población tuvo que subsistir con prestaciones sociales.
La Segunda Guerra Mundial significó un momento crucial para la economía de Alberta. Se alzaron industrias bélicas en las ciudades de Edmonton y Calgary, cerca de las cuales se había encontrado petróleo. En 1947 un nuevo hallazgo de petróleo en Leduc transformó la provincia en la destacada productora de petróleo y gas de Canadá. En 1958 se finalizó el gaseoducto del este de Canadá.
El bienestar que garantizaba el petróleo produjo un significativo desarrollo económico durante la década de 1970, sin embargo la recesión a comienzos de 1980 y la consecuente caída de los precios del petróleo y el grano afectaron seriamente a la economía de la provincia.
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