Un testigo que vio, vale por dos y si vio y …

Un testigo que vio, vale por dos; y si vio y oyo, por ciento dos.
Dice que cuanto mas completo sea el testimonio de una persona, mas valor tiene en la causa a que se aplica. Asi sucedio con Ibico, el poeta ateniense, quien cuando expiraba en medio del campo, a manos de sus asesinos, tomo por testigos del crimen a unas grullas que pasaban volando. Algun tiempo despues uno de los asesinos acerto a ver pasar otro bando de grullas y exclamo, sobrecogido: Mirad Los testigos de Ibico Y al delatarse asi publicamente, vinieron todos a caer en manos de la justicia.

2 Comentarios Por porfiar y por fiar, te puedes arruinar. …

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *