No hay plazo que no llegue, ni deuda que no s…

No hay plazo que no llegue, ni deuda que no se pague.
Enseña a la vez dos cosas: una, que tarde o temprano, a toda promesa le llega el momento de ser cumplida, y otra, que se engañan aquellos que, creyendose invulnerables, persisten en prodigar sus fechorias.

2 Comentarios Bien perdida, no es perdida, aunque se pierda…

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