Nadie se muere hasta que Dios quiere. Pocos …

Nadie se muere hasta que Dios quiere.
Pocos habran podido decir esto tan conscientemente como el marques de Salamanca. Cuando aun no era sino alcalde de Monovar, un dia contrajo el colera morbo y, dado por muerto, depositaron su cuerpo en el ataud. Pero de repente volvio de su inmovilidad y dijo a los aterrados circunstantes: Perdonen ustedes, señores mios; habra que dejarlo para otra ocasion..

5 Comentarios Todo aquello alegra que con poco trabajo se g…

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