Los zombies se han convertido en un icono cultural. Su presencia en una gran cantidad de películas han ideado el aspecto y comportamiento de estos seres: un montón de cadáveres que son resucitados en la periferia de un poblado y arrastrados hacia una granja, un centro comercial, un bar o una base militar.
Los zombies no están muertos, pero deberían estarlo. No sienten dolor y continúan atacando incluso después de perder unos cuantos miembros. Por lo general, personas asesinadas por ellos también se convierten en zombies, es decir, se convierten en plagas para el resto de la población.
Originalmente los zombis resultaban ser inofensivos, pero el clásico de terror “Night of the Living Dead” (1968) convirtió a estos seres con vestigios humanos en auténticos caníbales.
Al igual que otros monstruos, los zombies tienen sus raíces en el folclore y, según algunos investigadores, en hechos reales en Haití.
Hay muchas posibilidades para el origen de la palabra zombi, que incluyen jumbie, el término que los indios occidentales utilizaban para fantasma, y nzambi, que significa el espíritu de una persona muerta.
