El subjetivismo es un sistema filosófico que no admite otra realidad que no sea la realidad del ser pensante. El subjetivismo considera que la realidad no es lo que pensamos, creemos que va más allá. Esta es la corriente opuesta al solipsismo, cuando se trata de análisis textual, como en la literatura. En las ciencias sociales, el modo de pensar hace hincapié en el pensamiento y sólo tiene en cuenta los aspectos subjetivos (como la intención, acción, conciencia…) de aquello que es estudiado o de aquel que estudia o interpreta cualquier cosa.
El subjetivismo es una doctrina filosófica que afirma que la verdad de una manera individual, pues no confía en una verdad absoluta. Cada sujeto tendría su verdad. La ideal del sujeto es la que proyectaría el objeto.
La doctrina católica del conocimiento de la realidad es objetivista en contrapartida del subjetivismo: es del objeto conocido que la inteligencia abstrae la idea general. Para el objetivismo, la verdad es la correspondencia o adecuación entre la idea del sujeto cognoscente y el objeto conocido. La verdad por lo tanto es objetiva y no personal o subjetiva.
El subjetivismo atribuye la fuente de la verdad al sujeto. Esta doctrina, por desgracia, ha triunfado y se extendió en todo el mundo gracias al triunfo de la Revolución Francesa, con la transformación del mundo en un hospicio, en el que nadie entendía realmente qué era la verdad. Pues, si cada uno tiene su propia verdad, es imposible que exista entendimiento. Tal como en la torre de Babel. Tal como en un hospicio.
