Además de crimen, el robo de tumbas es un acto de profanación contra criptas con el objetivo de robar artefactos de la sepultura u ornamentos personales de valor que hayan sido enterrados junto al cuerpo del difunto. Considerados como ladrones de tumbas y sepulturas, los practicantes de este acto llegan a robar los propios cadáveres, además de los objetos que los acompañan.
Hay incluso grupos delictivos organizados para robar tumbas. Varias tumbas con gran valor histórico terminan desapareciendo, además de los incontables hurtos en hallazgos arqueológicos. Muchas veces, estas acciones impiden que los peritos investiguen el material descubierto, lo que causa gran retraso científico. Fuera de eso, ese tipo de acciones puede aniquilar memoria histórica de épocas más antiguas. Los artefactos sustraídos, que se venden por separado, terminan sirviendo como adornos, artes y decoraciones para personas de exquisito gusto siendo aisladas de su contexto y perdiendo así su significado.
Generalmente, los ladrones de tumbas son oportunistas que se aprovechan de la venta de artículos de alto valor en el mercado negro. Algunos de estos tesoros se venden a los centros académicos o museos, que adquieren las piezas por un valor menor sin saber la procedencia. Existe la venta para coleccionistas privados, lo que hace más difícil que las piezas sean encontradas.
Hechos bizarros acompañan el robo de tumbas. En el 2009, en el cementerio General del Sur, localizado en Caracas (Venezuela), varias tumbas fueron abiertas y los cadáveres desaparecieron. En aquel lugar eran enterrados ciudadanos de la élite de Venezuela, pero el robo no tuvo intereses financieros. De acuerdo con las informaciones de la policía local, los ladrones eran parte de la secta Palo, que utilizaba los huesos en sus rituales. Los seguidores de la congregación creen que las personas poseen cadáveres con más energía.
En los años sesenta, Oscar Wilde, escritor polémico, tuvo adornos de su tumba robados. En su lápida, localizada en el cementerio de Père–Lachaise, París (Francioa) diversos fans acabaron por hurtar algunas partes de la sepultura como una especie de souvenir. En la tumba había una especie de ángel que poseía genitales masculinos y el miembro fue robado por dos ocasiones. Otra curiosidad es que la tumba de Wilde presenta diversas marcas de pintalabios dejadas por sus seguidoras más acérrimas.
