Dijome mi madre que porfiase, pero que…

Dijome mi madre que porfiase, pero que no apostase.
Al igual que otros varios, reprueba el afan apostador, que tan caro ha costado muchas veces. Asi aquel obstinado consejero de Burdeos que, tras estrechar en vano con sus razones a Montesquieu, concluyo por decir que apostaba la cabeza. El ilustre jurista sonrio y dijo suavemente: Acepto, iquest;por que no? Los pequeños regalos robustecen la amistad..

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *