Esta categoría estaba compuesta por la mayoría de la población. Conectados a la tierra, los campesinos se vieron obligados a sostener a los señores feudales por medio de tributos y tasas.
- Corvea – Obligación del siervo a trabajar en las tierras del señor, siendo que toda la producción de su trabajo era del propietario de las tierras.
- Talla – El sirviente era obligado a entregar la mitad de su producción para el señor feudal.
- Banalidades – Pago efectuado por el siervo para uso de los instrumentos y las instalaciones del feudo (granero, horno…).
- Mano muerta – Tasa pagada por el hijo del campesino para permanecer en el feudo tras la muerte de su padre.
Por el hecho forman la tercera capa de la sociedad, los siervos o campesinos y pequeños artesanos constituían la capa de los hombres no libres, pues trabajaron en la reserva y servían a los castillos y monasterios. Por la falta de libertad, no podían abandonar sus territorios, ni casarse sin la autorización del señor feudal. Solo una pequeña parte de ellos eran considerados hombres libres.
Para ocurrir una conexión entre señor y siervo en el sistema feudal, se instituía la relación de soberanía y vasallaje. Esas relaciones representaron la estructura política de la Alta Edad Media. Extendida por varias regiones, las redes de vasallaje tenían al rey como el soberano más poderoso. Los señores feudales, grandes propietarios de tierras, dominaron el poder político que, por estar fragmentado, era descentralizado.
El intercambio de concesiones entre vasallo y siervo era como sigue:
- Soberano – Concedía un lote de tierra (feudo) al vasallo, protección, un lugar en el sistema de producción, prestaba asistencia jurídica y ayudaba militarmente.
- Vasallo – Prestaba fidelidad, ayuda, trabajo, servicio militar al soberano y comparecía al tribunal por él presidido.
Para formalizar la relación, se establecía un contrato que era caracterizado por las siguientes etapas: Homenaje, Juramento de fidelidad e Investidura.
- Homenaje – De cabeza descubierta y sin armas, el vasallo se colocaba con las manos juntas entre las del soberano, declarando por medio de ello el gesto de servidumbre. A partir de ese momento, el vasallo quedaba sometido a su autoridad y pasaba a ser reconocido como hombre del señor.
- Promesa de lealtad – El vasallo juró lealtad al soberano y ponía las manos sobre la Biblia, o reliquias de un santo y se comprometía a proporcionar ayuda y consejo militar. El acuerdo fue confirmado en esa etapa.
- Investidura – Un objeto es entregado al vasallo por el señor soberano, representando el beneficio del feudo y garantizando su protección. El feudo era concedido y podría ser transmitido de generación en generación.
Papel de la mujer medieval
Sumisión es la mejor palabra para describir el papel femenino en la edad media en la mayoría de posiciones. Obedientes a las órdenes de sus padres y maridos, desde las pertenecientes a la alta nobleza hasta las campesinas, las mujeres desempeñaron papeles como: procreación, ayudo en las tareas agrícolas cotidianas, costura, organización del hogar, atención a los enfermos y educación a los niños. Muchas de ellas eran artesanas y se ocuparon de la fabricación de peines, cosméticos, jabón y prendas de vestir en los talleres de los grandes feudos de la alta edad media.
Virginidad, castidad y pureza fueron aspectos fundamentales para toda la vida de la mujer medieval. La intención de las autoridades eclesiásticas más altas era mantenerlas alejadas de ellas, pues representaron la personificación de la tentación e instintos carnales.
La iglesia fue un elemento altamente perjudicial a la figura femenina de la época. El contexto entero generado por ella, incluyendo la relación con el pecado, sensualidad y sexualidad, había justificado y favorecido la dominación ejercida sobre las mujeres. En la Inquisición, religiosa condenaron a una gran cantidad de mujeres en más de la mitad de la totalidad de casos, siendo castigadas a la muerte por fuego, culpadas imprudentemente por actos que amenazaron la doctrina como la lujuria y la brujería.
