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Los aditivos alimentarios

Aditivos alimentarios

Los aditivos son sustancias añadidas intencionalmente al alimento para llevar a cabo una función dada. Para que una sustancia pueda considerarse aditiva, debe ser sometida a diversos estudios químicos y probados en animales. Si se aprueba recibe un nombre: la letra E seguida por tres dígitos.

El uso de aditivos tiene una regulación muy exigente en el ámbito europeo y solamente pueden ser usados aquellos que satisfacen a las normas adoptadas por el Comité Científico sobre la Alimentación Humana (SCF). A pesar de las normas reguladoras hay varias paradojas, porque hay sustancias que son permitidas en la Unión Europea y prohibidas en Estados Unidos y viceversa.

Legalmente no se pueden juntar aditivos incompatibles entre sí y la cantidad de cada aditivo presente en los alimentos también está determinada por una rigurosa legislación. Los principales objetivos de la adición de aditivos a los alimentos son:

  • Conservar las características organolépticas: olor, sabor, consistencia.
  • Conservar las propiedades nutritivas.
  • Asegurar una mejor salubridad y seguridad del producto.
  • Aumentar la vida útil de los alimentos.
  • Mejorar la presentación visual de los alimentos.
  • Homogeneización del producto.

Los aditivos se agrupan de acuerdo con los efectos a los que se destinan y los principales grupos, con sus nombres, son:

  • Colorantes E100 a E199.
  • Conservantes E200 a E299.
  • Antioxidantes E300 a E399.
  • Espesantes y emulsionantes E400 a E499.
  • Intensificadores de sabor E600 a E699.

El gran problema de la utilización de aditivos es que uno no puede predecir su toxicidad a largo plazo – hay aditivos que ya fueron considerados seguros en el pasado y hoy son de uso prohibido –, su interferencia con otras sustancias – medicamentosas o de otro tipo –, ni el modo a cómo van a ser ingeridos por los consumidores. Por ejemplo, existen aditivos que chocan entre sí y por eso no pueden estar presentes en el mismo alimento, pero el consumidor podría consumir esos aditivos si consume diferentes tipos de alimentos de una vez. De la misma forma, las cantidades toleradas no están aseguradas.

Otro aspecto es el uso de aditivos que en realidad no agregan cualquier valor a la comida, además del aspecto, como por ejemplo los colorantes. Si es cierto que ‘por los ojos también entra la comida’, no es menos verdad que ‘por la boca muere el pez’. Estar educado para lo que realmente importa en los alimentos es un paso fundamental para un consumo de calidad y con seguridad.

En el plano de la salud el consumo de aditivos puede causar reacciones alérgicas, efectos laxantes, trastornos del hígado, entre otros, y muchos son incluso identificados como posibles cancerígenos.

Actualmente resulta imposible huir de los aditivos y, en muchos casos es beneficioso porque impiden la transmisión de enfermedades. Sin embargo, no es necesario depender únicamente de comida industrial. Lo ideal sería utilizar productos naturales, consumiendo los procesados siempre que no exista una alternativa mejor y en cantidades razonables.

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