Escuelapedia.com Historia La monarquía romana

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La monarquía romana

La monarquía romana

El período monárquico comenzó con la fundación de Roma y terminó en el año 509 a.C., cuando una revuelta de la aristocracia depuso al último rey Tarquino, el Soberbio. Durante la monarquía romana, la vida política y social estaba basada en las gens (o comunidades gentilicias), que podemos definir como una comunidad formada por un grupo de personas que se reconocen descendientes de un antepasado común y organizan su vida económica y social con base en la solidaridad.

Las gens romanas, sin embargo, no presentaban características de comunidad igualitaria, pues constituía una organización aristocrática, fuertemente jerarquizada y propietaria de esclavos. Las propiedades y las fortunas no salían del interior de la gens, porque imperaba el derecho paterno, que excluía a las mujeres de la herencia. Esas, a partir del matrimonio, dejaban de pertenecer a la gens para vincularse a la del marido. La vinculación con una gens creaba lazos de solidaridad obligatorios. La gens tenía una sepultura común para los muertos, cultos particulares a los antepasados míticos y el hábito de reuniones para la toma de decisiones colectivas.

La organización en gens era restringida a la población nativa de la ciudad y sus líderes eran conocidos como patricios, derivación de la palabra latina partir, que significa padre o jefe de la familia, el cual tenía derecho de vida y muerte sobre los otros miembros.

La reunión de diez gens constituía una curia, y de la reunión de diez curias se formaba una tribu. Cada curia tenía sus prácticas religiosas, sus santuarios y sacerdotes. Eran hombres libres, podían poseer tierras, pagaban impuestos y prestaban servicios militares. La diferencia entre patricios y plebeyos era marcada por barreras de tabús extremadamente exclusivas.

Los plebeyos no podrían casarse con hijas de patricios, tener empleo público, votar en las asambleas de los que eran reconocidos como legítimos miembros o compartir la repartición de las tierras conquistadas por el Estado romano. Apenas los patricios podían ser aptos para ser calificados como padres de la ciudad, patricios, que formaban una especie de consejo consultor del rey, eran iniciados en los secretos religiosos y vigilaban las leyes romanas. Los plebeyos, por tanto, no eran ciudadanos, y sí súbditos del Estado romano, del cual eran dependientes.

Además de los patricios y plebeyos, existían los clientes, hombres libres, pero que tenían una dependencia personal con los patricios. Los clientes podían ser ricos o pobres, poderosos o miserables, que eran obligados a prestar honras. Eran personas que querían ser incluidas en la voluntad del patrón, que pretendían hacer carrera en el servicio público, personas pobres que no tenían como alimentarse, intelectuales desprovistos de riquezas que dependían de los favores del aristócrata, comerciantes que esperaban del político protección para sus negocios. Toda esa multitud se presentaba en la puerta del aristócrata cada mañana para desearle un buen día.

Había docenas y en algunos casos, cientos de personas, en función de la importancia del protector. El saludo matinal era un rito y faltar a él significaba romper el lazo de la clientela. Para el aristócrata, era una señal de prestigio tener una extensa clientela, a quien prestaba favores y proveía de alimentos. La clientela se volvió más importante en la República y en el Imperio, cuando pasó a ofrecer el gran electorado que votaba a sus protectores para los cargos públicos.

La esclavitud existía en Roma desde la antigüedad, aunque solamente se volvería importante en la República, a partir de la expansión externa romana. El origen de los esclavos era diverso: para escapar del hambre, el sujeto podría venderse como cautivo, los prestatarios que no consiguieran saldar su deuda podrían ser muertos o vendidos como esclavos por el prestamista, los niños abandonados por los padres, los prisioneros de guerra, etc. Los hijos de los esclavos heredaban la condición mantenida por sus padres. Los esclavos eran considerados propiedad de la familia patricia y hacían todos los servicios, excepto ocupar cargos públicos, que eran exclusivos de los patricios.

Durante la monarquía, la sociedad romana no era tan estratificada, pues hubo reyes y magistrados de origen plebeyo. Sin embargo, la aristocratización de la sociedad se fue acentuando cada vez más, a medida que los plebeyos eran privados de muchos de sus derechos. En cuanto a la organización monárquica, Roma era gobernada por un rey, que tenía el título de Rio Sacro Rum (Rey Sagrado). Ese rey tenía el poder de hacer leyes, ejecutarlas, comandar al ejército, cobrar impuestos y ser, incluso, el supremo sacerdote. No se pensaba en el poder como algo que pudiese ser dividido.

El rey, elegido entre los líderes religiosos y militares de las tres tribus romanas, era el jefe de Estado, la fuente de toda autoridad. Según la costumbre, los reyes tenían que consultar al Consejo de Ancianos, que se formó en el Senado, cuando se trataba de asuntos importantes, quedando a criterio de él decidir sobre su relevancia o seguir las orientaciones del consejo. Los miembros de ese órgano eran reclutados en las más ricas y nobles familias romanas.

Todos los hombres adultos que pertenecían a Roma se reunían en asambleas donde elegían a los jefes, declaraban la guerra o firmaban la paz. Según la tradición, la monarquía romana tuvo siete reyes, siendo Rómulo el primero y los tres últimos de origen etrusco, pues ese pueblo terminó por dominar Roma. Durante el dominio etrusco, la aristocracia se fortaleció mientras la situación de los plebeyos se agravó. Los pequeños propietarios de tierras, endeudados, eran transformados en esclavos de los patricios. Ocurrieron luchas entre patricios y plebeyos. Un rey romano de origen etrusco, Servio Tulio (sexto rey de Roma asesinado en el 534 a.C.), realizó una importante reforma social en el siglo V a.C.

Servio Tulio dividió a la población en cinco clases de acuerdo a los ingresos de cada individuo. Cada clase debía ayudar con una serie de soldados al ejército. Las cuestiones militares pasaron a ser decididas en las asambleas de las centurias, divisiones del ejército romano comandadas por un centurión. Las centurias patricias conseguían imponer su posición porque eran de mayor número.

La reforma implementada por Servio Tulio concedió ciertos derechos a los plebeyos, incluyendo el acceso al servicio militar.

Y fue así como se inició la monarquía romana.

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