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La escuela dando ejemplo alimentario

La escuela

La escuela tiene no solamente la función de educar, sino de igualmente tener espacios dedicados a la alimentación. Tales áreas deben aprovecharse como medios privilegiados de la educación alimentaria.

Los responsables del sector alimentario de las escuelas son conscientes de la importancia de poner buena comida disponible para los estudiantes. Sin embargo, los servicios escolares de bufé tienen grandes rivales: las cafeterías, las papelerías, las tiendas de comestibles y otros tipos de comercio que, junto con la escuela, atraen a estudiantes con todo tipo de golosinas y otros productos deliciosamente apetecibles. Es este fácil acceso a los productos altamente atractivos para jóvenes que causa que la escuela tenga a su disposición algunos de los mismos, evitando así que los estudiantes abandonen el centro escolar en horario de descanso. Se intenta tratar un problema provocando otro problema.

No es con la actitud de nivelar a niveles menores como se promueven buenos hábitos alimentarios y/o modificar los menos buenos. La apuesta debe ser hecha en la calidad y solamente así valdrá la pena esperar por cambios que beneficien al individuo y, por consiguiente, a la propia sociedad.

No tiene nada que ver con la actitud de nivelación hacia abajo para promover buenos hábitos alimenticios y/o modificar el menos bueno. La apuesta debe hacerse sobre la calidad y sólo entonces vale la pena a la espera de los cambios que beneficien al individuo y por lo tanto para la propia sociedad.

La apuesta por la calidad al promover algunos cambios en bufés se enumeran a continuación. Veamos algunos ejemplos:

  • Disminuir gradualmente el orden de las patatas fritas, snacks y otros aperitivos similares hasta su abolición.
  • Demandar zumos teniendo en cuenta su composición. La opción más idónea deben ser zumos no gasificados, con menor cantidad de azúcar y aditivos.
  • La opción debe ser aireada, no jugos con menos cantidad de azúcar y aditivos.
  • Suprimir inmediatamente los caramelos, los dulces, los chicles y otras golosinas.
  • Sustituir la bollería muy dulce por otras menos dulce.
  • Preferir los pasteles con cremas de azúcar en relación a aquellos de arroz, panecillos, croissant, más de panadería y no embalados.
  • Encomendar yogures con menor cantidad de azúcar.
  • Proporcionar varios tipos de pan y resaltar los más oscuros en detrimento de los blancos.
  • Utilizar mantequilla.
  • Aumentar la oferta de fruta, tanto por pieza como en ensalada.
  • Dar mayor visibilidad al agua y la leche.

Es fácil ver que algunos de estos cambios pueden hacerse inmediatamente y que otros deben realizarse en un proceso graduar. Lo importante es no radicalizar ni perder de vista los objetivos.

Cada padre, madre o educador puede y debe tomar parte activa en los bufés escolares para conseguir el cambio deseado, presentando propuestas en este sentido junto a las asociaciones de padres, de los directores y junto a órganos de dirección de las instituciones educativas. Recordemos que los padres encargados de la educación están bien representados en las diferentes estructuras de las escuelas y son los principales preocupados en la buena educación de sus hijos/educados.

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