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Historia de la anestesia

Historia de la anestesia

El descubrimiento de la anestesia fue una de las innovaciones que han revolucionado la cirugía clínica.

La anestesia con éter fue descubierta en Boston en la década de 1840. Años antes, en 1831, el cloroformo fue elaborado. El médico escocés Sir James Simpson de Edimburgo fue el primero en utilizarlo como un anestésico en 1847, pero sólo fue ampliamente aceptado en la medicina en torno a 1853.

La única anestesia conocida hasta el momento era realizada a base de alcohol y pólvora, administrada al paciente por vía oral. Por lo general, el enfermo era sujetado por los asistentes mientras mordía algún instrumento para no gritar hasta que lo operación acabase. Generalmente eran hechas de esta forma amputaciones, consideradas en aquella época como grandes cirugías.

Aunque los pacientes soportasen dolores extraordinarios, había una búsqueda urgente por analgésicos. Para aliviar el dolor, eran combinadas varias sustancias, la mayor parte de ellas extraídas de plantas medicinales. A veces, la mezcla era demasiado fuerte y el paciente moría por sobredosis.

Alrededor del 1800, buena parte de las personas buscaba en la religión, o en ellas mismas, la fuerza para soportar el dolor, que era contemplado como un castigo de dios para los perversos y como purificación de alma para las personas buenas.

La anestesia con éter fue introducida en Estados Unidos en 1846, y con clorformo en Reino Unido, en 1847. La inhalación de los vapores de esos compuestos no era apenas colocado en las personas para llevarlas a un estado de ensoñación, haciéndolas insensibles al dolor, sino que su uso significaba que los pacientes se volvieran inconscientes a la tortura. Asistir una obra de cine antigua de guerra es, de hecho, presenciar tortura a sangre fría.

Esa gran invención en la historia de la medicina no solamente beneficiaría a los pacientes, sino que facilitaría las labores a los cirujanos, que no tenían que seguir lidiando con pacientes desesperados y agonizando de dolor en la mesa de operaciones durante una amputación o ante una previsible fuga precipitada.

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