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El problema de la anorexia nerviosa en la adolescencia

La anorexia nerviosa

La anorexia es una enfermedad cuyo síntoma principal es una pérdida severa de peso, autoimpuesta, como resultado de una restricción alimentaria activa. Aun cuando ha habido una pérdida de peso marcada o incluso cuando la persona interesada ya muestra un aspecto esquelético, existe un miedo intenso del aumento de peso o la obesidad.

El (la) joven anoréxica (o) presenta una experiencia distorsionada su imagen corporal, llegando a ver en su cuerpo partes gruesas, incluso cuando solamente se muestra piel y hueso. Esta enfermedad resulta más frecuente en el sexo femenino. En las chicas, la anorexia acaba por lleva a la falta de menstruación y la pérdida de peso.

¿Por qué?

Hay muchas y muy variadas explicaciones para la aparición de esta enfermedad, tales como: los mensajes contradictorios de una sociedad que constantemente publicita productos altamente caloríficos y al mismo tiempo realza un ideal de belleza, marcada por la delgadez a veces exagerada e inalcanzable; la confusión de las madres en relación con el significado del llanto de los bebés que sistemáticamente interpretan como un indicador de hambre; la posibilidad de cambios genéticos, confirmada por la alta prevalencia de la enfermedad en familiares de primer grado. Estas son algunas explicaciones… independientemente de la mayor o menor precisión de cada uno de ellas.

Otro posible aspecto a considerar son las características de la personalidad común a muchos de los jóvenes que sufren de esta enfermedad. Según algunos estudios, jóvenes adolescentes afectados por anorexia tienen características de personalidad comunes: tienen dificultades en las relaciones interpersonales, son inseguras, tienen baja autoestima, son pocos autónomas, están dotadas de un carácter marcadamente obsesivo, poseen patrones de pensamiento poco flexibles, tienden hacia el perfeccionismo en muchos ámbitos. Desde la perspectiva paternal, son vistos como gente joven muy tranquila, de poco amigos para salir y no generadores de problemas. En una frase: no son como la mayoría de otros jóvenes en términos comportamentales.

Abordar la cuestión en este sentido puede ser útil, en la medida en que estas características parecen tener una relación directa con la activación de este proceso. Las acciones de los padres en el sentido de contrariar será, con seguridad, una buena forma de prevención, no solamente de este desequilibrio, sino también de otros, tales como el consumo exagerado de alcohol o el abuso de drogas.

¿Qué pueden hacer los padres?

Estos son algunos consejos que los padres deben tomar en cuenta para prevenir la aparición de la enfermedad:

Ayudar a su hijo a desarrollar una autoestima positiva. La autoestima es la percepción que cada uno tiene de sí mismo. Esta percepción está construida sobre la vida, como consecuencia de las diversas interacciones que el individuo establecerá en diferentes contextos. La familia tiene un papel fundamental en la construcción de la autoestima de los jóvenes. Aprovechar cada oportunidad para alabar a su hijo, no sólo en el área académica, sino también en otros dominios. Los jóvenes necesitan sentir que sus padres les aman, independientemente del nivel educativo, y que existen otros niveles de la vida muy importantes para un adolescente.

Durante el proceso de desarrollo, animar al niño a ser cada vez más autónomo. Nunca hacer por él lo que puede hacer por su cuenta. Al llegar a la adolescencia, es crucial establecer reglas más flexibles previamente estipuladas. Se debe prevenir una sobreprotección y aislamiento. Todo ello es indispensable para el aprendizaje.

Respetar su creciente necesidad de espacio. Él niño tiene derecho a mantener su pequeño rincón, su correspondencia y su diario. Violar esta necesidad es altamente perjudicial, aun cuando sea fruto de buenas intenciones.

Cultivar relaciones positivas con la pareja. Como resultado de una relación de confrontación de los cónyuges, a menudo, los hijos se convierten en la única razón para la existencia de esa unión. La misión de los niños no es servir como un enlace para matrimonios rotos.

Animar al hijo a expresar abiertamente sus sentimientos y de él exprimir también los suyos propios. La no conversación de sentimientos puede llevar al adolescente a pensar que lo que pasa con él (tristeza, cólera, furia) es una situación anormal.

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