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El Greco

El entierro del Conde OrgazEl Greco fue un pintor manierista de origen griego asentado en España entre los fines del siglo XVI y comienzos del siglo XVII. Nació en Dito, en la isla de Creta, en el año 1541. Terminó sus días en Toledo, España, el 7 de abril de 1614.

Habiendo nacido en Creta, entonces en posesión de la República de Venecia, y por ello ciudadano veneciano, comenzó sus estudios en Candia, con John Gripiotis. Más tarde, entre 1560 y 1566 se estableció en Venecia, probablemente después de haber trabajado en el taller de Tiziano, cuya técnica ejercería influencia en el artista..

En 1570 estuvo en Roma, viviendo en el palacio del cardenal Alessandro Farnese. Fue admitido en la Academia de San Lucas en 1572 con el nombre de Dominico Greco, como pintor en papel, manifestándose abiertamente contra el Juicio Final de Miguel Ángel pintado en la Capilla Sixtina.

Su posición frente a la obra de Miguel Ángel le costó la antipatía del medio artístico de Roma, lo que llevaría a refugiarse en España con la probable intención de trabajar en las obras de El Escorial. Después de una breve estancia en Madrid a partir de la primavera de 1577, se instaló en Toledo en 1578 donde vivió hasta el momento de su muerte.

La vida de El Greco tuvo su desarrollo en Toledo, lugar donde viviría bajo las órdenes de las iglesias y monasterios de la ciudad y provincia dando a conocer sus trabajos a humanistas, estudiosos y clérigos. Se sabe que el pintor era el dueño de una cultura humanística muy amplia teniendo en su biblioteca libros de autores griegos y romanos, así como obras en italiano y español como, por ejemplo, Plutarco, Petrarca, Andrea Palladio y las actas del Concilio de Trento.

La primera encomienda que el pintor llevó a cabo en Toledo fue un conjunto de pinturas para el altar mayor y dos altares laterales en la iglesia conventual de Santo Domingo el Antiguo existente en la ciudad. El propio diseño de los altares fue realizado para el altar mayor, la Asunción de la Virgen marca un nuevo periodo dentro de la vida del artista. La influencia de Miguel Ángel se hace notar en los diseños de las figuras humanas, siendo la técnica -especialmente el uso liberal del color blanco para resaltar las figuras y los pormenores- claramente veneciana; empero, la intensidad de los colores y la manipulación de los contrastes tienen la personalidad propia y única de El Greco.

La tendencia del pintor para estirar la figura humana, aprendida de Miguel Ángel, también refleja características de Tintoretto y Paolo Veronese, y en pintores marienistas va a caracterizar toda su pintura.

La relación de El Greco con la corte de Felipe II fue muy breve y sin éxito. En esta etapa realizó dos cuadros, la Alegoría de la Santa Liga y el Martirio de San Mauricio. El último trabajo fue rechazado por el rey, que ordenó a otro para reemplazar el pintor de Toledo.

La considerada su obra maestra, pintada después de este fracaso en la relación con la corte española, fue El entierro del Conde Orgaz. Dicho cuadro contiene una visión sobrenatural de la Gloria (Cielo) en un impresionante conjunto de imagenes que muestran todos los aspectos del arte de este genio creativo. El Greco distingue claramente entre el Cielo y la Tierra. En la parte superior, el cielo está representado por las nubes de modo casi abstracto, y los santos se figuran con un reflejo fantasmagórico. En la parte inferior, la escala y las proporciones de las figuras son normales. Según la leyenda, San Agustín y San Esteban aparecen milagrosamente para colocar al conde de Orgaz en la tumba, como recompensa por su generosidad a la Iglesia. El joven representado al lado del cuerpo del conde es el hijo del pintor, Jorge Manuel. Los hombres que están presentes en el funeral son miembros prominentes de la sociedad de Toledo del siglo XVI. La presentación técnica de la composición está llena de formas ya que la acción tiene lugar en el primer plano.

Desde 1590 hasta su muerte, el número de obras pictóricas es extraordinario, siendo realizados algunos de los pedidos más importantes en los últimos 15 años de su vida. Lo que caracteriza a este período de la vida de El Greco es el extremo de estiramiento de los cuerpos de las figuras pintadas, como en la Adoración de los Pastores (Museo del Prado, Madrid) pintado entre 1612 y 1614, la Visión de San Juan o Inmaculada Concepción, pintados desde 1607 hasta 1613.

En los tres paisajes que pintó, el pintor ha mostrado su tendencia a dramatizar en lugar de describir, y su único marco que tiene por objeto la mitología, el Laocoonte (1610-1614), ha demostrado tener poco respeto por la tradición clásica.

Sus retratos, tan numerosos como sus obras de carácter religioso, tienen la misma calidad. Es notorio destacar los trabajos centrados en personajes de la Iglesia como Fray Hortensio Félix Paravicino (1609) y el cardenal don Fernando Niño de Guevara (1600), así como personalidades de la sociedad de Toledo como Jerónimo de Cevallos (1605-1610), o el famoso El Caballero con la mano del pecho (1577-1584), siendo todos caracterizados de forma sencilla con la que el artista ha creado representaciones memorables, que le dio un lugar significativo como retratista, junto con Tiziano y Rembrandt.

El Greco no dejó escuela. Después de su muerte, algunos artistas, incluyendo su hijo, hicieron copias de su trabajo pero de muy mala calidad. Su arte era demasiado personal para sobrevivir, porque el nuevo estilo barroco comenzó a imponerse con Caravaggio y Carracci.

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