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El embarazo en la adolescencia

Embarazo en la adolescencia
Biológicamente, el embarazo puede definirse como el período desde la concepción al nacimiento de un individuo. Entre los animales irracionales es un puro y simple proceso de reproducción de la especie. Entre los seres humanos la experiencia adquiere un carácter social, es decir, posee diferentes significados para cada pueblo, cada cultura, cada grupo de edad.

En algunos países como China, que no presenta mayor capacidad territorial para absorber un número elevado de individuos, la maternidad es controlada por el gobierno y cada pareja solamente podrá tener un hijo. En otras culturas, como en tribus indígenas y algunos países africanos, el embarazo es sinónimo de salud, riqueza y prosperidad.

En otros países, donde no hay ningún control de la natalidad y la planificación familiar y la educación sexual son todavía pequeñas cuestiones examinadas, el embarazo termina convirtiéndose en muy a menudo un grave problema social en el que se debe profundizar. Es el caso de embarazo adolescente.

Embarazo en la adolescencia

Se denomina embarazo en la adolescencia a la gestación ocurrida en jóvenes de hasta 21 años, por tanto, en pleno desarrollo de esa fase de la vida. Esa condición en general puede ocurrir en medio de relaciones no deseadas y de manera no planificada.

Es necesario hacer hincapié en que el embarazo precoz no es un problema único de las chicas. No debemos olvidar que aunque los chicos no tienen las condiciones biológicas necesarias para quedar embarazados, un niño no es concebido por una única persona. Y si la chica, que cabe la dura misión de cargar en el vientre al futuro hijo durante toda la gestación, de enfrentar los futuros desafíos, dificultades y dolores del parto, el futuro padre no puede eximirse de su parcela de responsabilidad. Por eso, cuando una adolescente se queda embarazada, no es apenas su vida la que sufrirá cambios. El padre, así como las familias de ambos, también atraviesan un difícil proceso de adaptación a una situación mayoritariamente imprevista e inesperada.

Esta situación ha favorecido la aparición de una generación cuyos valores éticos y morales están desgastados. La excesiva información y la libertad recibidas por estos jóvenes los llevan a la banalización de asuntos como el sexo, por ejemplo. Esa libertad, acompañada de cierta falta de límites, protección y carencia de responsabilidad, constituyen uno de los motivos que favorecen la incidencia del embarazo adolescente.

Otro factor que debe destacarse es la salida de miembros de la familia y la desorganización familiar. Ya sea por separación, ya sea por el ajetreo y el bullicio de la vida cotidiana, los padres pueden llegar a estar cada vez más distanciados de sus hijos. Esto además obstaculizar el diálogo entre padres e hijos, da al adolescente una libertad sin responsabilidad y una falta de referencia de un modelo adulto. Él pasa muchas veces a no tener a quien dar satisfacciones de su rutina diaria, llegando a buscar a los padres o responsables apenas cuando el problema ya se ha instalado.

La desinformación y la fragilidad de la educación sexual también son situaciones problemáticas. Las escuelas y los sistemas educativos son mucho más centrados en las materias que en el nivel social de estos jóvenes, no habiendo ninguna materia para abordar las orientaciones de la vida cotidiana juvenil. Los gobiernos, a su vez, también se limitan a esporádicas campañas. Todavía, en general, que estas campañas no son llamativas por su conciencia, sirviendo más como información a favor de métodos anticonceptivos. Los padres, además del apartamiento de los hijos, enfrentan dificultades para hablar con naturalidad sobre esas cuestiones. Eso se da debido a una formación moralista. Frente a esa realidad, el número de padres y madres adolescentes crece cada día.

La adolescencia es una etapa compleja de vida. Además de las hormonas, que en esa etapa surgen causando los más diversos cambios en la adolescencia, otros asuntos de interés e impregnan las mentes de la juventud: la escuela, la selectividad, la selección de la profesión, las primeras relaciones amorosas infructuosas…

El embarazo, a su vez, también es un paso complejo en la vida. Tener un hijo requiere el deseo de ambos, el padre y la madre, pero no sólo eso. Actualmente, con problemas como la inestabilidad económica y la creciente violencia, se requiere, además de una gran conciencia y responsabilidad, una planificación integral. Cuando eso no sucede, la inminencia de problemas es demasiado grande.

Los primeros problemas pueden aparecer incluso en el embarazo temprano y van desde el riesgo del aborto espontáneo – provocado por desinformación y ausencia de acompañamiento médico – hasta el riesgo de la vida – resultado de actitudes desesperadas, como la ingestión de abortivos sin seguimiento clínico.

El aborto, considerado en la actualidad un delito en varios países, es una de las principales causas de muerte de las gestantes adolescentes. Por ser una práctica señalada por diferentes gobiernos como criminal, no hay servicios especializados, lo que obliga a las mujeres que optan por esa estrategia a someterse a servicios precarios que colocan en riesgo su propia vida.

Otro problema es el rechazo de las familias. Son todavía muy comunes los padres que abandonan a sus hijos en este difícil momento, cuando deben proporcionar toda la atención y asistencia necesaria. Se debe pensar que no es el momento de dar castigo, sino apoyar al hijo o la hija en estos grandes cambios de su vida.

En otros casos la solución preparada por los padres es el matrimonio concertado. Todavía hoy es recurrente este tipo de uniones entre familias empujadas por las circunstancias, con el objetivo de reparar el daño cometido. Los adolescentes, en esa situación improvisada, resultan simples observadores y, en general, no se oponen a la decisión que han tomado por ellos. Eso sucede tanto por la inexperiencia como por la culpa o incluso por falta de otro tipo de soluciones. El agravante de esa situación son los conflictos tras el matrimonio, que en su mayoría terminan en separación, causando una situación estresante no sólo para los padres sino también para el bebé.

La adolescencia es un tiempo de preparación para la educación especializada orientada al futuro mundo laboral. La ocurrencia de un embarazo en esa etapa, por lo tanto, significa el retraso o incluso la alteración de estos procesos. Así, se puede comprometer el principio de carrera o desarrollo profesional.

¿Cómo evitar el embarazo?

Para evitar el embarazo existen diferentes métodos anticonceptivos, como el preservativo, las píldoras anticonceptivas y el espermicida. Uno de los métodos más utilizados son las conocidas píldora del día después, constituidas principalmente de progesterona. Su fama de método seguro es grande y su acceso parece fácil, aunque no deben existir abusos de ingesta de este tipo de productos. El uso intensivo de cualquier medicamento por iniciativa propia puede ser arriesgado a la salud. Eso es porque tales fármacos acostumbran a provocar efectos colaterales como aumento o reducción de peso, dolores de jaqueca, náuseas, aturdimiento, entre otros.

Además de los señalados métodos, existe el DIU (Dispositivo Intrauterino), un mecanismo depositado apenas por el médico, en el útero de la mujer y que debe ser acompañado por lo menos de 6 en 6 meses a través de un ginecólogo.

Con todo lo indicado, no debe quedar ninguna duda acerca de que la mejor forma de no quedar embarazada es prevenir el embarazo.

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