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Dioses del viento griegos

Dioses de los vientos

Bajo esta designación general se agrupan las divinidades de los vientos. Los griegos distinguieron cuatro deidades básicas del elemento del aire, nacidas de Eos (Aurora) y Austro (Cielo estrellado): Bóreas, el viento del norte, Céfiro, el viento del oeste, Euro, el viento del este, y Noto, el viento del sur. Los vientos eran frecuentemente representados en las artes clásicas y cantados por los poetas de la antigüedad.

Según algunas tradiciones, incluyendo la Odisea homérica, los vientos benéficos serían, sin embargo, ocho: Solano, Euro, Auster (o Austro), Áfrico, Céfiro, Eolo, Septentrión y Aquilón. Estos serían los niños de los Titanes, que a su vez habrían nacido de Urano (Cielo) y Gea (Tierra). Sea cual sea la versión, eran considerados maléficos los vientos cuyo comportamiento era nocivo al hombre, la agricultura y la navegación. Estos vientos estarían íntimamente asociados a las Harpías, hijas de Taumante y Electra, y a Quimera, que nació de los amores entre el gigante Tifón y Equidna.

Mientras para los griegos, los vientos regulares eran cuatro, correspondientes cada uno a una figura y leyenda bien definidas, la mitología romana presentaba otras, distinguiendo Euro, Bóreas, Austro y Céfiro como los principales y Euro, o Vulturnus, Subsolano y Caecias como secundarios. Los poetas describían tales deidades como gigantes turbulentos y solamente algunas entidades, como Bóreas y Céfiro, mantuvieron en la tradición romana un carácter simpático y afable en sus representaciones artísticas. Bóreas, el viento del norte, vivía en Tracia, país frío y húmedo, donde se presumía disponer de un palacio. Se habría casado con Oritia, hija de Erecteo y de Praxitea, reyes de Atenas, con quien tuvo cuatro hijos. De acuerdo con la leyenda, Bóreas habría raptado a Oritia, pues el suegro no quería consentir el casamiento. Este era el viento más venerado en Grecia. A este mismo dios le fue dedicado un templo en el Ática.

Los atenienses consideraron el rapto de Oritía un privilegio para la ciudad, pero veneraron a Bóreas también por razones históricas: Atenas estuvo a punto de rendirse ante la invasión de Jerjes, comandante persa, cuando Bóreas habría soplado fuerte, dispersando a la flota enemiga. Para celebrar ese evento y prestar culto a Bóreas, los atenientes realizaban las fiestas Boreasmas. Bóreas fue representado como un hombre barbudo, alado, maduro, vestido con una túnica corta.

Céfiro, hermano de Bóreas, vive también en Tracia. Contrariamente a su hermano, que usó la violencia para raptar a la esposa, Céfiro se había vuelto delicado por el amor. Antes de enamorarse de Cloris (Flora), Céfiro habría sido un viento tempestuoso, pasando después a soplar con suavidad para no dañar a las flores. Se transformó en el viento de los enamorados: llevó a Afrodita al palacio de Eros, y despertó a Afrodita (Venus= luego después de su nacimiento, conduciéndola delicadamente hasta Chipre. Mientras el viento de Occidente, Céfiro, amenizaba el clima griego, vivificando la naturaleza. Era el más cantado por los poetas griegos y romanos, que lo describían con una fisionomía serena y tierna, siendo frecuentemente representado con alas de mariposa y coronas de flores coloridas en las manos.

Euro sería el viento de Oriente, que llegaba en los caballos de su madre, Aurora. Horacio describió a Euro como un viento furioso, pero otros autores le atribuyen un carácter apaciguo. Era representado con dos asas y los cabellos desgreñados, trayendo en las manos muchas flores.

Austro, el viento del sur, fue descrito por Ovidio como un viejo de cabellos blancos, estatura elevada, aire sombrío y una nube alrededor de la cabeza. Era también representado como un regador en las manos, indicando que Austro era el viento que traía la lluvia. Los vientos regulares y benéficos fueron asiduamente recibiendo culto en la religión griega. En Atenas, eran venerados juntos en un templo octogonal: cada ángulo del edificio ostentaba la figura de uno de ellos y bajo la cima piramidal existía un tritón esculpido en bronce que, a través de un puntero, indicaba el viento que estaba soplando en aquel momento.

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