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Descubrimiento de la primera partícula subatómica: el electrón

Descubrimiento de la primera partícula subatómica el electrón

Hace aproximadamente 2.500 años se conocía la naturaleza eléctrica de la materia. Por ejemplo, el filósofo griego Tales de Mileto (640-546 a.C.) observó que cuando había fricción del ámbar con pelos de animales o tejidos leves, este atraía objetos leves y quedaba electrizado.

El ámbar es una resina fósil vegetal excretada por algunas especies de árboles como una forma de protección. Por ejemplo, si algunos insectos o animales intentasen adentrarse a la base del árbol, el árbol excretaba una resina que inmovilizaba al organismo invasor. Con el tiempo, ella pierde agua y se solidifica, aprisionando al ser dentro de sí. Por eso, ella es una resina fósil.

La palabra ámbar procede del griego del griego clásico ἤλεκτρον.

A finales del siglo XVIII, el científico Benjamin Franklin consiguió explicar que eso ocurría porque, cuando dos objetos están en fricción ellos quedan electrizados con cargas de signos opuestos y pasan a atraerse, mientras que cargas eléctricas de misma señal se repelen.

En la década de 1850 se creó el Tubo de Crookes, también llamado tubo de rayos catódicos: un tubo de vidrio, llenado de gases a baja presión y que poseían electrodos, esto es, un polo negativo (cátodo) y uno positivo (ánodo) unidos a un generador.

Cuando se sometía ese esquema a una descarga muy elevada, se observaba un haz de luz que salía del cátodo y se dirigía hacia el ánodo; por esa razón son denominados rayos catódicos.

Tubo de Crookes

Ejemplo de Tubo de Crookes

El físico inglés J. J. Thomson (1856-1940) utilizó esta idea y, en 1897, colocó un campo eléctrico externo al tubo de rayos catódicos. Él observó que el haz era desviado en el sentido de la placa positiva, siendo, por tanto, partículas negativas.

Él observó también que podía repetir ese experimento con el mismo resultado, pues incluso si cambiase los gases que se encontraban dentro del tubo, el valor de la carga eléctrica sobre la masa sería siempre igual a 1,758805 1011 C. kg-1. Esto fue significativo porque demostró que era una característica de toda la materia y, por consiguiente del constituyente de la materia: el átomo.

Así, sólo después de más de 2000 años fue posible explicar lo que Tales de Mileto había observado: cuando dos materiales tienen fricción, los electrones son transferidos de uno para otro y es por eso que uno queda cargado positivamente (falta de electrones) y otro negativamente (exceso de electrones).

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