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Características del realismo

Realismo
Entre 1850 y 1900 aparece en el arte europeo, especialmente en la pintura francesa, una nueva tendencia llamada Realismo, que se desarrolló junto con la creciente industrialización de las sociedades.

El hombre europeo, que había aprendido a utilizar el conocimiento científico y las habilidades para interpretar y dominar la naturaleza, se convenció de que tenía que ser realista, incluso en sus creaciones artísticas, dejando de lado el enfoque emocional y subjetivo de la realidad. Sus ideales estéticos se expresan en todas las artes.

Pintura y realismo

La pintura se caracteriza principalmente por el principio de que el artista debe representar la realidad con la misma objetividad que un científico que estudia un fenómeno natural. El artista no se ajusta a mejorar la naturaleza artística, porque la belleza está en la realidad tal como es.

La única función de la pintura es dar a conocer los aspectos más característicos y expresivos de la realidad. Como resultado la pintura realista abandona temas mitológicos, bíblicos, históricos y literarios, porque lo que importa es la creación de una realidad inmediata, no imaginaria.

El regreso de la artista para representar la realidad tiene una consecuencia: su politización. Esto es porque si bien la industrialización trajo un gran desarrollo tecnológico, también causó la aparición de una gran masa de trabajadores que vivían en las ciudades en condiciones precarias e inhumanas sometidos a condiciones laborales inapropiadas.

Seguido del contexto socioeconómico, la pintura evolucionaría hacia el tema social, denunciando las injusticias y las desigualdades entre la inmensa pobreza de los trabajadores y la riqueza de la burguesía.

Entre los representantes de la pintura realista puede señalar Gustave Courbet (1819-1877) y Édouard Manet (1832-1883) que desarrollaron diversas tendencias.

Escultura y realismo

Entre los escultores de la época realista, quien más destaca es Auguste Rodin (1840-1917), cuya producción despierta controversia severa. Desde su primera gran obra, La Edad de Bronce (1877), provocó un gran debate motivado por su intenso realismo. Algunos críticos acusaron al artista de haber realizado la escultura sobre un propio modelo vivo.

Más tarde, una segunda escultura, Predicación de San Juan Bautista (1879), revelaría la principal característica de su arte: el establecimiento de los gestos humanos. Ese mismo objetivo se reflejaría en su obra El Pensador, probablemente la obra más conocida del autor.

En cuanto a los retratos, Rodin no fue siempre fiel a la preocupación natural para reproducir los rasgos faciales de su modelo. La escultura que hizo de Balzac, por ejemplo, llegó a ser lo rechazada por la Sociedad de los Hombres de Letras de París por no existir semejanza física entre la obra y el retratado. Lo que Rodin pretendía fue privilegiar, a su estilo, el carácter vigoroso que la personalidad del escritor le sugería, lo que llevaría a una rígida controversia.

De hecho, incluso la clasificación de la obra de Rodin lo más realista es controversial. Algunos críticos lo consideran romántico debido a la fuerte emoción que traducen sus obras. Todavía hay quienes ven la escultura de Rodin características del impresionismo, un movimiento al que fue contemporáneo y que revolucionó, en la época, a la pintura europea.

Arquitectura y realismo

La arquitectura realista trataba de adaptarse al nuevo contexto social. Con tendencia a volverse realista o científica, la arquitectura e ingeniería buscan responder a las nuevas necesidades urbanas generadas por el proceso de industrialización.

Las ciudades no exigen de ricos palacios y templos. Ellas necesitan de nuevos edificios con funciones específicas, como fábricas, almacenes, estaciones ferroviarias, tiendas, bibliotecas, escuelas, hospitales y hoteles, ya fuera para los propios trabajadores como para la nueva burguesía.

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