Escuelapedia.com Historia Rivalidad entre naciones imperialistas y alianzas

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Rivalidad entre naciones imperialistas y alianzas

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En la época imperialista hubo una insatisfacción abierta por parte de Alemania frente a la división del mundo colonial. Para dicha potencia, aunque hubiese arrasado en la división de territorios, tal situación era injusta. Alemania necesitaba de más materias primas para sus industrias.

Por ello, cuando el káiser Guillermo II visitó Marruecos, realizó un violento discurso señalando que Alemania estaba dispuesta a ir a la guerra, si fuera necesario, para resolver la disputa imperialista.

Como Marruecos era zona de influencia francesa, inmediatamente fue convocada una conferencia en la ciudad española de Algeciras, en 1906, para tratar de resolver el conflicto.

Como resultado, Marruecos continuó siendo área de influencia Francia y Alemania tomó en compensación pequeñas porciones de tierras en África francesa. Todavía así, Alemania siguió insatisfecha. Francia, recelosa, firmó el tratado de alianza con Inglaterra. Sin embargo, existían otros problemas.

En 1910, dos empresas fusionadas (trustes) alemanas controlaban la mitad del transporte marítimo mundial, siendo una de ellas el Hamburg Amerika Linie. La otra mitad del transporte marítimo mundial estaba en manos de un trust angloamericano.

La industria alemana crecía rápidamente, industrias pesadas eléctricas tales como Siemens y AEG, industrias químicas como IG-Farben, industrias metalúrgicas y de guerra como Krupp y Stinnes. Todos estos productos fueron vendidos a las grandes industrias en todo el mundo. Inglaterra miró con temor el rápido avance de la industria alemana, siendo que algunos miembros del parlamento, que representaban los intereses de la industria británica, encontraron que la competencia alemana debía terminar y, en caso necesario, Gran Bretaña debería declarar la guerra a Alemania.

Hubo una causa secundaria en disputas: la voluntad de Francia para vengarse de los alemanes de la derrota sufrida en 1870.

Rusia, Austria y Alemania: la crisis de los Balcanes

Cuando el Imperio Turco Otomano dejó a los países balcánicos independientes, conocidos como Bosnia y Herzegovina, el Imperio Austro-Húngaro había tomado grandes territorios al norte de las regiones. Dichos territorios fueron reclamados por Serbia, que pensaba que tenía más derecho sobre ellos. Debido a esto, Serbia alentó los movimientos contra la dominación de Austria que se desarrollaba en Bosnia y Herzegovina.

Rusia quería aumentar su influencia en los Balcanes por dos motivos: en primer lugar, porque para ella no era interesante la presencia de Austria en aquella región, pues era un país fuerte; segundamente, porque Rusia había elaborado la política de paneslavismo, esto es, la unión de todos los pueblos eslavos de la gran Rusia para oponerse a Austria y Turquía al mismo tiempo.

Esa política de la Rusia zarina (el paneslavismo) ocultaba, en realidad, intenciones de imperialismo ruso de aumentar su hegemonía en la región y buscar una salida libre para el Mediterráneo. Rusia se indispuso también con Alemania, pues esta última estaba construyendo una línea ferroviaria que iría desde Berlín hasta Bagdad, afectando a los intereses de Rusia en Oriente Medio.

Otro país que también estaba preocupado por la expansión alemana en el Medio Oriente era Inglaterra. No quería que Alemania ocupase lugares tradicionalmente conocidos como zonas de su influencia.

Además, la región se estaba convirtiendo en famosa por el petróleo que poseía (y todavía posee). Rusia e Inglaterra tenían la misma opinión sobre el avance alemán en Oriente, por lo que decidieron firmar un acuerdo de alianza para evitar este avance.

Todas estas rivalidades entre naciones imperialistas generaron la política de las alianzas.

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