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El raquitismo

raquitismo

El raquitismo es el reblandecimiento y debilitamiento de los huesos debido a la incapacidad del cuerpo para absorber el calcio. Fundamentalmente afecta el crecimiento y, por lo tanto, los niños y adolescentes son los más susceptibles.

El calcio es un mineral esencial en la construcción de huesos y dientes sanos. El cuerpo de un niño requiere cantidades adecuadas de vitamina D para absorber el calcio de los alimentos y depositarlo en el hueso de tal manera que permita el crecimiento y fortalecimiento del esqueleto. Nuestro cuerpo puede disfrutar directamente de vitamina D de ciertos alimentos o sintetizarlo en células de la piel de una provitamina: el ergosterol (ergosta-5,7,22-trien-3β-ol). En presencia de los rayos ultravioletas del sol, el ergosterol se transforma en vitamina D.

Existen varias causas de raquitismo: defectos genéticos, hormonales, enfermedades renales, etc. En el pasado, la causa más frecuente fue la falta de vitamina D. Aunque esta enfermedad casi ha desaparecido, actualmente tiene su resurgimiento en los países desarrollados.

El niño adquiere la vitamina D de dos fuentes: los alimentos y la luz del sol. Así, el raquitismo puede ser causado por la disminución en la producción de vitamina D debido a:

  • Exposición escasa a luz del sol: en la actualidad los niños están más protegidos, más vestidos, más confinados a sus hogares o en los jardines de la infancia con menos contacto con la naturaleza. Al mismo tiempo la contaminación (humo, gas, polvo) y el uso de protectores solares (aunque se recomienda su uso para prevenir el cáncer de piel) disminuyen la producción de vitamina D a través de la piel.
  • Baja ingesta de alimentos con vitamina D: los sustitutos lácteos, como la soja, carecen de ciertos nutrientes, incluyendo el calcio y la vitamina D.

En un niño con raquitismo las primeras manifestaciones aparecen generalmente al final del primer año y durante el segundo año de vida. Se pueden ver algunas de las características siguientes:

  • Cambios en la forma y consistencia de los huesos del cráneo, observando, por ejemplo, el cuello aplanado o la cabeza más grande de lo normal.
  • Las piernas y los brazos están curvados y deformados (por ejemplo: piernas arqueadas de ‘cowboy’).
  • Cierre tardío de la fontanela anterior (parte de arriba de la cabeza).
  • Estatura corta.
  • Fracturas frecuentes.
  • Retraso de la erupción dental, con reducción de la caries generalizada y esmalte.
  • Músculos poco desarrollado y con poca fuerza.
  • Niños ‘barrigudos’ debido a la debilidad de los músculos del vientre.
  • Dificultades en el desarrollo.

Llamamos la atención sobre el hecho de que estas características también pueden estar presentes en los niños absolutamente sanos, sin raquitismo o cualquier otra patología.

En caso de sospecha de enfermedad debe ir al especialista, pediatra o médico de cabecera. Diagnóstico de la enfermedad es principalmente a través de la observación del niño. Puede utilizar la determinación de la vitamina D en la sangre, las radiografías del esqueleto o densitometría ósea para ayudar a confirmar el diagnóstico.

El tratamiento depende siempre de la causa. En el caso de la deficiencia de vitamina D, el suministro a través de gotas o inyecciones es el tratamiento más común. Los efectos del tratamiento son visibles inmediatamente después de los primeros dos meses, a partir de la regresión de los cambios craneales. Otros cambios pueden tomar hasta un año para desaparecer completamente.

Prevención

La mejor manera de prevenir la enfermedad es dejarse asesorar por el médico de su hijo, quien puede recomendar suplementos de vitamina D en gotas. Tanto en la lactancia materna como leche en polvo, puede ser necesario dar vitamina D. Actualmente, es aconsejable iniciar el suplemento con vitamina D con un mes de edad.

En niños mayores, el consumo de alimentos ricos en vitamina D puede anular este tipo de deficiencia vitamínica. Las fuentes naturales más ricas de vitamina D son aceites de hígado de pescado, los pescados de agua salada, como sardinas, arenque, salmón y caballa. Leche, mantequilla y yemas de huevo también contienen esta vitamina, aunque en menor cantidad.

Una radiación eficaz al sol queda sujeta a las condiciones climatológicas de cada lugar. Es necesaria una exposición de manos y cara durante unas dos horas por semana (cerca de 15 minutos al día) y a una hora adecuada para asegurar la producción apropiada de vitamina D. Se debe tener en atención que los niños de piel negra pueden ser más susceptibles a esta hipovitaminosis, pues la piel oscura absorbe con más dificultad la radiación solar.

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