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Origen de las notas musicales

Guido de ArezzoDurante mucho tiempo, las distintas civilizaciones, no sólo vivenciaban la experiencia musical, sino que también desarrollaron métodos y teorías capaces de estandarizar una forma de componer el universo musical como arte. En la antigua Grecia, hemos visto por ejemplo el registro y concepción de piezas musicales a través de sistemas que se combinaban con la alfabetización griega. Con el tiempo, se han registrado varias formulaciones para plantear la música de una manera sistemática.

En la Edad Media, el tema de la música estaba tomando una gran importancia en el clero de la época. Por un lado, esa importancia debe ser entendida porque los monjes tenían la oportunidad de conocer todo el saber musical oriundo de la civilización clásica a través de la literatura clásica. Por otro lado, también puede ser entendido como el uso de la música es de gran importancia en el desarrollo de las liturgias que poblaron las manifestaciones de la institución religiosa.

Fue en este contexto que un monje francés benedictino llamado Guido de Arezzo, nacido a finales del siglo X, desarrolló el sistema de notación musical conocido como es hoy día. En su estudio, se dio cuenta de que la construcción de una escala musical podría simplificarse para facilitar el aprendizaje de los estudiantes y, al mismo tiempo, reducir los errores de interpretación de una pieza.

¿De dónde obtuvo influencia para crear esta escala musical? Para abordar esta cuestión, el monje Guido aprovechó un himno de alabanza cantado a San Juan Bautista. En sus versos se cantaban los siguientes versículos en latín: ” Ut quant laxis / Resonare fibris / Mira gestorum / Famuli tuorum / Solve polluti / Labii reatum / Sancte Iohannes “. Traducido a nuestro idioma, la canción hace el siguiente tributo al santo católico: “Por tus siervos / Pueda, desde las entrañas / flautas resonar / Tus hechos admirables / Absuelve el pecado / De esos labios impuros / San Juan”.

Tomando nota de las iniciales de cada una de las líneas establecidas en la versión latina, el monje creó la gran mayoría de las notas musicales. Inicialmente, las notas musicales se acordaron como “ut”, “re”, “mi”, “fa”, “sol”, “la” y “si”. El “si” se obtuvo mediante la combinación de las iniciales de “Sancte Iohannes”, la dedicatoria de la canción que inspiró a Guido de Arezzo. El “do” no se adoptó hasta el siglo XVII, cuando una revisión del sistema musical fue realizada.

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