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La miel

La miel

La miel es un líquido dulce y viscoso producido por las abejas a partir del néctar recogido de las flores y procesado por las enzimas digestivas de insectos, almacenadas en los panales de la colmena para servirles de alimento durante la época de temperaturas bajas.

La miel es en realidad el único producto que contiene proteínas dulces y varias vitaminas y minerales esenciales para nuestra salud. También es un alimento de alto potencial energético y de reconocidas propiedades medicinales. Además, la miel es de los pocos alimentos de reconocida acción antibacteriana en proporciones equilibradas.

Las abejas son varios insectos pertenecientes al orden Hymenoptera y de la superfamilia Apoidea, asociado con avispas y hormigas. El representante más conocido es la Apis mellifera, originada en el Viejo Mundo y creada a gran escala para la producción de miel.

Hay docenas de variedades de miel que podemos obtener según la flora, los terrenos de cultivo o las técnicas de preparación. De esa forma, varían en color, aroma y sabor. Se diferencian así por su coloración, desde blanco incoloro pasando por el amarillo y castaño principalmente. Otra característica prominente en algunas mieles es la consistencia líquida o endurecida que podría presentar al almacenarse en recipiente, siendo de igual calidad sobre ese aspecto. En relación al néctar, puede proceder de una única flor o de varias flores.

Es importante señalar que, aunque la miel producida a mayor escala en la alimentación humana procede de abejas melíferas, existen otros insectos que también producen en menor cantidad miel y no son explotados comercialmente.

La cristalización de la miel (miel dulce) es una garantía de la pureza de la misma, pudiendo ser utilizada de esta manera sin perder ninguno de sus beneficios. Además de ser utilizado como un edulcorante, la miel siempre fue reconocida debido a sus propiedades terapéuticas. Generalmente, la miel está constituida en su mayoría (aproximadamente 75%) de carbohidratos, incluyendo azúcares simples (glucosa y fructosa). La miel se compone también de agua (aproximadamente 20%), minerales (calcio, cobre, hierro, magnesio, fósforo, potasio), ácidos y vitaminas del grupo B, C, D y E. La miel también tiene un nivel considerable de antioxidantes (flavonoides y fenólicos).

Junto con la miel, las abejas producen otros productos importantes como la cera, la jalea real y el propoleo.

Historia de la miel

Conocida desde la antigüedad, la miel ha sido, durante mucho tiempo, el único producto dulce usado por el hombre en su alimentación, hasta ser sustituido, gradualmente, por azúcares refinados manufacturados, de calidad incomparablemente inferior, como los extraídos de la caña de azúcar y de la remolacha.

En la prehistoria, el alimento ingerido era una mezcla de miel, polen y cera, porque el hombre todavía no sabía separar tales sustancias. Y para quien vivió en esa época no fue tarea sencilla encontrar el tan codiciado líquido dorado. Obtener miel en la época requería grandes dosis de coraje y disposición a encontrar los enjambres de abejas, a menudo en lugares de difícil acceso.

La tarea de recolección de miel fue simplificada por los egipcios, alrededor del año 2400 a.C. Para tal fin, confinaron a las abejas en vasijas de barro para llevarlas a casa. A pesar de que los egipcios fueran considerados los pioneros en la crianza de abejas, la palabra colmena tiene su origen en el griego antiguo. El pueblo griego colocó los enjambres en envases con forma de campana, los llamados colmo. En la antigüedad, las abejas ya eran consideradas sagradas para algunas civilizaciones.

Con el tiempo, las abejas comenzaron a adquirir importancia económica y fueron consideradas símbolos de poder para reyes, papas, cardenales, duques, condes y príncipes – apareciendo en capas, cetros, coronas, monedas y trajes reales.

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